Libro: La Flauta Mágica y la Iniciación
Capítulo 3. Los Tres Templos
Primer Acto. Escena 3
En un agradable bosque se encuentran tres templos: el de la derecha es el de la razón, a la izquierda se encuentra el de la naturaleza, y en el centro está el de la sabiduría. Los tres geniecillos conducen al príncipe Tamino resueltamente hacia los templos. Los geniecillos le dicen al príncipe:
«Este camino te conduce a la meta, pero tú, joven, has de vencer como un adulto. Por ello, escucha nuestra enseñanza: ¡sé firme, paciente y callado!».
Las tres virtudes y la madurez espiritual
Se nos habla de desarrollar madurez en la enseñanza, por eso los geniecillos que representan la conciencia despierta (aproximadamente sólo un 3%), nos indican el camino a seguir. Normalmente a pesar de tener un 3% de conciencia libre, resulta que no la usamos; para que se ponga en actividad esa conciencia libre, es necesario que uno se coloque en un estado denominado: Recuerdo de Sí, que consiste en vivir de momento en momento, atento a los pensamientos y sentimientos, presente en lo que uno hace y en el lugar en que se encuentra.
Si uno trata de vivir en un estado de alerta novedad, alerta percepción, es entonces que el llamado de la conciencia (los geniecillos) lograrán indicarnos el sendero a seguir, en este mar de problemas que es la vida.
Nos dice Pablo de Tarso, que por el tiempo que ha pasado, ya deberíamos tener la capacidad de vianda firme, pero que lamentablemente todavía (espiritualmente hablando), sólo podemos alimentarnos de leche. A eso se refiere el que actuemos como adultos, que actuemos con más madurez en el campo espiritual. Es bastante triste que el aspirante a la luz, teniendo en sus manos el tesoro precioso de la gnosis, ande coqueteando con otras enseñanzas, eso demuestra una falta de madurez espiritual, por lo que el llamado de la conciencia es que dejemos de ser tan superficiales, que dejemos de ser de leche y tengamos la capacidad de comer la vianda firme que es la gnosis.
Desarrollándose toda la temática bajo el número tres, ya que tenemos tres templos, tres geniecillos, nos destaca tres virtudes con las cuales tenemos que empezar a trabajar, la primera de ellas es que seamos firmes en la enseñanza, que no desfallezcamos ante las circunstancias de la vida. Muchos ingresamos a estos estudios, pero raros son los que permanecen firmes, apenas llega un viento en contra y desaparecemos.
Para lograr esa firmeza en el camino, es fundamental vivir la enseñanza, no sólo teorizarla, encarnar en la vida los conocimientos, trabajar en las ideas prácticas de la gnosis, cada momento es hijo de la gnosis, cada instante es preciso vivirlo con intensidad y luz.
La segunda de las virtudes a trabajar es la paciencia, las cosas no se dan de un día para otro, ni salen con una varita mágica. Es lamentable el estado psicológico en el que actualmente nos encontramos, durante décadas hemos llevado una vida llena de vicios y degeneración, pero queremos que las cosas se solucionen en un instante. La naturaleza no da saltos, si uno quiere los frutos de un árbol, primero habrá de preparar la tierra, sembrar la semilla, regar, cuidar la planta durante muchos años, tener obviamente mucha paciencia, sólo así es que logrará uno tener frutos.
En el camino para encarnar al espíritu, se requiere de trabajar sobre sí mismos, desintegrando miles de defectos que hemos creado a través del tiempo, pero este trabajo es de años enteros de dedicación, de voluntad, de auto descubrimiento, de comprensión.
La tercera de las virtudes es ser callado. Son muchos los factores que nos motivan a decir lo que no debemos decir. Algunos estudiantes de gnosis no comprendemos aquello de recibir enseñanzas de labios a oídos. Tenemos apenas una experiencia en el mundo astral en forma consciente y parece que nos vamos a las plazas a querer pregonarlo a los cuatro vientos. El orgullo y la vanidad, nos llevan a querer comentarlo a todo cuanto esté dispuesto a escucharnos.
Claro, eso trae consecuencias fatales para nuestro desarrollo interno. Esas primeras experiencias que el estudiante llega a tener, son un regalo de los mundos superiores, probablemente ni siquiera lo merecemos, se nos ha dado para recibir un impulso, para motivarnos, y nosotros como si se tratara de vender verduras en el mercado, lo pregonamos sintiéndonos muy importantes, el resultado de tal actitud es la pérdida de esas experiencias.
El príncipe Tamino les pregunta a los geniecillos si podrá salvar a Pamina; a lo cual le responden que a ellos no les corresponde revelárselo, e insisten en que sea firme, paciente y callado y que actúe como un adulto.
Ser firmes, pacientes y callados, son el comienzo del trabajo; nos muestra los defectos con los que hay que trabajar, para lograr ser firmes habrá que desintegrar la pereza, la negligencia; para ser pacientes habrá que eliminar la impaciencia; para ser callados deberemos desintegrar de nuestra naturaleza el orgullo y la vanidad.
Tamino ya sólo queda reflexionando en la enseñanza recibida y comenta: «Que la lección de sabiduría de estos muchachos quede grabada eternamente en mi corazón», invitándonos a que las enseñanzas recibidas, no las dejemos solo en la memoria, sino que las llevemos a la conciencia.
Para lograr esto es indispensable que tratemos de recibir las enseñanzas en forma consciente, plena, natural, espontánea, sin que la mente traduzca y compare. Es indispensable sentir cariño por la enseñanza gnóstica. Tales enseñanzas hay que meditarlas con el cuerpo relajado y mente en silencio. Si así lo hacemos, gradualmente estas enseñanzas irán a parar a nuestra conciencia y estarán, cómo dice Tamino, eternamente en nuestro corazón, manifestándose en el momento oportuno, siendo parte de nuestra forma de ser, pensar y sentir.
Las Tres Sendas
El príncipe Tamino empieza a observar detenidamente los tres templos, y queda asombrado por la belleza de las columnas y puertas, notándose sabiduría, arte y trabajo, cree que está en la mansión de los dioses. Atinadamente llega a la conclusión de que cuando hay actividad se aleja la ociosidad y es difícil que entre el vicio.
Dirigiéndose al Templo de la Razón, que se encuentra a la derecha, dice: «Con coraje osaré dirigirme a la puerta, mi intención es noble, pura y limpia. ¡Tiembla, cobarde malvado! ¡Mi deber es salvar a Pamina!», pero una voz lo detiene, diciendo: “Atrás”. Y es que la razón, aparentemente una senda muy noble, no es el camino. La razón es útil para lo que fue creada, pero no es útil para cumplir la misión a que hemos venido al mundo, la razón nos ayuda a hacer cuentas, a memorizar alguna cosa importante, pero no puede transformarnos, ni tiene la capacidad de eliminar nuestros errores. Sólo basta ver que nuestro mundo está lleno de intelectuales y no por ello se disminuyen los problemas tan graves que nos aquejan.
Es por ello que nos dice la voz solemne, que demos marcha atrás, que dejemos de creer que almacenando miles de libros en la cabeza lograremos hacer un cambio espiritual. El estudio no es malo, lo que es absurdo es llenarse la cabeza de teorías sin sentido y sentirse orgulloso de ello, aunque ni en lo más remoto logremos la felicidad.
Es entonces que Tamino se dirige a la puerta de la izquierda, al Templo de la Naturaleza, y nuevamente una voz le dice: “Atrás”. Asombra que la voz solemne diga que el sendero de la naturaleza tampoco es el correcto. Claro, aquí no se refiere a la madre naturaleza llena de magia y encantos, más bien se refiere a la mecánica de la naturaleza, cuyos ejes en los cuales se desenvuelve son las leyes de la involución y evolución.
Uno piensa que con el tiempo va a lograr la perfección, que vida tras vida irá siendo cada vez menos imperfecto, y logrará ser un ángel; eso es absurdo, si así fuera, seríamos mejor que la gente del pasado. Los hechos demuestran otra cosa: en cada generación somos peor. Cada vez hay menos respeto, veneración, sinceridad, comprensión, etc.; las guerras son cada vez más espantosas, hay cada vez más hambre y desolación.
Las dos sendas, la de la derecha indicando el materialismo, el escepticismo, y la de la izquierda mostrándonos el fanatismo, no son el camino correcto, nos llevarán a un laberinto y terminaremos en un desierto.
Es entonces que Tamino se dirige hacia el camino del centro, al Templo de la Sabiduría. Clara alusión a la gnosis, pues es el sendero del equilibrio, como dicen los chinos, el Tao, exactamente lo llaman así: el camino del centro. Es entonces que sale un sacerdote y muy al estilo egipcio, cuando el candidato se presentaba a las puertas de los templos de misterios, le hace la pregunta de rigor: «¿Adónde quieres ir, joven audaz? ¿Qué buscas en este santuario?», a lo que el príncipe contesta correctamente: «El reino del amor y de la virtud.»
Claro, una cosa es lo que decimos y pensamos, pero otra muy diferente la que sentimos en nuestro corazón. Engañado por la Reina de la Noche (por las ideas lunares de esta sociedad), Tamino estaba lleno de emociones negativas, tal como nosotros nos dejamos llevar al escuchar los chismes y “el dice que se dice”. El sacerdote del templo se da cuenta de su estado interior tan fatal y le hace ver que venganza es lo que realmente busca.
Muchos de los que ingresamos a los estudios gnósticos, decimos como Tamino que buscamos el reino del amor y de la virtud, pero la cruda realidad de los hechos es que estamos llenos de resentimientos, odios, traumas psicológicos, celos, recelos, ira, y un largo etc. En estas condiciones es muy difícil que realmente nos acerquemos de verdad a la enseñanza gnóstica.
El darnos cuenta del estado tan lamentablemente en que nos encontramos es tremendamente difícil, pues nos creemos muy buenos, tal dificultad por reconocernos se muestra en el dialogo del sacerdote del templo de la sabiduría con el príncipe Tamino. El sacerdote intenta que recapacite que se ha dejado llevar por la intriga, que no tiene pruebas de lo que dice.
Así no se le puede dar la entrada al templo de la sabiduría, en otras palabras, mientras estemos llenos de emociones negativas no es posible acceder a los misterios de la gnosis en forma íntegra. Tamino piensa que Sarastro (el sacerdote solar), ha secuestrado a Pamina con fines de sacrificarla o cosas peores, ese tipo de pensamientos sólo surgen de una mente enajenada por dejarse creer de lo que dicta la sociedad involutiva, o los medios de comunicación corrompidos, o lo que dice una ciencia encaminada al crimen y degeneración, todos estos representados por la Reina de la Noche. El sacerdote del templo de la sabiduría se aleja.
Noche Eterna…
Tamino se siente tremendamente solo y dice para sí mismo: «¡Oh, noche eterna! ¿Cuándo te disiparás? ¿Cuándo encontrarán mis ojos la luz?», estado en el que el estudiante de gnosis, puede llegar en su trabajo interior, llamado “noche espiritual”. Es donde todo nos sale mal, puro materialismo y densidad. La noche es la falta de la luz de la sabiduría, muy pocos pasan con éxito este proceso, ya que es un tiempo en que no salen las cosas bien en el campo espiritual, nada de salidas astrales, nada de experiencias en la meditación, nada de corazonadas, sólo materia y más materia; la clave para salir de ella, es la meditación interior profunda, el trabajo por los demás; tal como Beethoven se sumergió en la meditación y logró componer tan inefables melodías y así logró pasar tan terribles pruebas.
«Bien que has afirmado tú lo real. Exactamente, pues, quieren resultados inmediatos y las cosas no son como la mente las quiere, sino como son. Aquí no se pueden ver los resultados inmediatamente, hay que trabajar.
Pero los resultados que hayan, tampoco podrían percibirse si uno no ha despertado la Conciencia. Sólo despertando la Conciencia vas conociendo los resultados. Éste es un trabajo de por vida, esto no se logra de la noche a la mañana. Hay tiempos de terrible soledad y sobre esa soledad han hablado los mejores Iniciados.
La «noche espiritual» de un Beethoven, la «noche espiritual» de un Mozart, la «noche espiritual» de un Jesús de Nazaret, la «noche espiritual» de un Hermes Trismegisto: épocas en que uno se ve en la más tremenda soledad, separado de toda espiritualidad. Arriba no lo reciben, porque no lo merece; abajo tampoco lo quieren ya, porque éste se ha convertido en enemigo del “Yo” psicológico.
Total, anda como un infeliz sobre el barro de la tierra. La mayor parte fracasan, en esa época de la “noche espiritual”. Los pocos que logran resistir, verdaderamente triunfan. Mas son pocos, repito, los que logran resistir esa prueba tan dura.» (Samael Aun Weor. La Sabiduría del Ser)
Unas voces del cielo le contestan a Tamino diciendo: «¡Pronto, pronto, joven, o nunca!», esto resulta bastante interesante, pues depende de uno salir de la noche espiritual, podríamos durar en ella meses y aún años enteros, sólo el trabajo intensificado sobre sí mismos, es lo que haría que brotará la luz.
Esas voces del cielo son la ayuda de lo divinal, que se manifiesta cuando el estudiante logra el silencio absoluto de su mente durante la meditación interior profunda. Tamino pregunta a las voces de los dioses, si Pamina está aún viva, y le contestan que sí. Eso es más que suficiente como para que se alegre el corazón del príncipe.
El sonido de la flauta de oro y las campanillas de plata
Deseando dar gracias a los dioses por lo reconfortado que se ha sentido por sus respuestas, desde el fondo de su corazón le nace tocar la flauta y en ese instante sucede el mismo milagro que Orfeo al tocar su arpa, los animales del bosque se acercan a escucharlo maravillados por tan deliciosas melodías.
La Flauta Mágica siendo de oro, de acuerdo con la alquimia, está asociada al Sol y representa al Padre interno, la verdad, la sabiduría, la gnosis. Es indudable que la sabiduría gnóstica nos permite transformar estados groseros en sutiles, lograr que se alegren las fieras, aludiendo a transformar estados enojosos en tranquilidad, cosa que sólo logramos aplicando en el campo de los hechos, en la vida diaria las enseñanzas de la gnosis, que en esta alegoría es tocar la flauta mágica.
Pero le falta algo, le falta Pamina, su complemento y la llama tocando la flauta…, esto significa muchas cosas, por un lado tenemos al soltero que busca su pareja, viviendo la gnosis (tocando la flauta) es como lograremos que aparezca; también significa al casado, que por el tiempo y la falta de comprensión se han alejado como pareja, si tocamos la flauta o trabajamos intensamente con la gnosis, claro que nos reencontraremos, nos redescubriremos, hallaremos la senda en el otro; pero aún más, Pamina es el alma divina, una parte de nuestro propio Ser, a la que debemos buscar, pues cuando la encontramos y encarnamos, logramos la felicidad.
Al tocar la flauta es escuchada por el pajarero Papageno y éste contesta con su flauta de madera, los tres se alegran de escucharse, aunque todavía no se ven, lamentablemente en ese instante de alegría por sentirse cerca, aparece Monostatos y trata de encadenar a Pamina y a Papageno. Esto obviamente se traduce de la siguiente forma, la felicidad se ve obstaculizada por las pasiones bestiales (adulterio, lujuria, etc.), simbolizadas por Monostatos, que nos impiden lograrlo y tratan de encadenarnos al dolor.
Pero se le ocurre al pajarero Papageno, tocar sus campanillas de plata, pues el que mucho arriesga, mucho gana. La plata es el símbolo de la Madre divina, ya que el oro es el símbolo del Padre que está en secreto; la madre divina es amor, es comprensión, es dulzura. Al sonar las campanillas Monostatos y sus esclavos se transforman totalmente, poniéndose a cantar y a bailar. Y es que la comprensión de nuestros defectos psicológicos nos permite eliminarlos y el ponernos en el lugar de los demás, comprendiéndolos, permite acabar con cualquier enemigo.
La Sabiduría y el amor son las columnas torales de la Fraternidad Blanca, la sabiduría representada por el sonido de la flauta de oro, la comprensión y amor representados con el sonido de las campanillas de plata.
La llegada de Sarastro
Se escuchan las trompetas anunciando la llegada de Sarastro (el sacerdote solar) en un carro jalado por seis leones, en donde el león es el símbolo del fuego sagrado, simboliza también la Ley de acción y consecuencia que equilibra todo lo existente y el número seis en cábala, es la suprema negación del ego y la suprema afirmación del cristo interior. También vemos aquí el arcano siete del tarot, el carro de guerra, jalado por leones o esfinges, representación del dominio de la naturaleza que debe alcanzarse por parte de nuestro Ser.
El pajarero Papageno, símbolo de los seres humanos comunes y corrientes, lleno de miedo, busca esconderse aunque no encuentra dónde, inmediatamente, lleno de emociones negativas como solemos estar todos nosotros, pregunta a Pamina que es lo que le dirán a Sarastro, pues intentaban escapar, y en forma muy solemne y acertadamente le dice Pamina: «¡La verdad, la verdad, aunque sea un crimen!», pues decir la verdad siempre nos acercará al Padre interno, aunque en el mundo falso e ilusorio parezca un crimen.
Pamina se dirige a Sarastro y dice que es culpable de haber querido escapar, pero afirma que lo hizo, debido a que Monostatos quería abusar de ella. Sarastro en su sabiduría, lo comprende todo y no sólo eso, sino que sabe ya que ella ama al príncipe Tamino, pero a pesar de ello no le da su libertad, pues con su madre llena de fanatismo y superchería será un total fracaso.
Pamina insiste en que quiere estar junto a su madre, que el amor filial la llama, pero Sarastro le trata de hacer ver que la Reina de la Noche una mujer muy orgullosa, que hace falta el equilibrio.
En esta parte de esta maravillosa obra, se trata de que entendamos, por un lado, las luchas que pueden darse en la vida, muy difíciles de trascender, llamadas lucha de corazón contra corazón, en las que el estudiante tiene que vencer cosas aparentemente nobles, pero que en el fondo nos están llevando a la destrucción, a la enfermedad y al fracaso. Es muy difícil darse cuenta de ello, pues intervienen los sentimientos, aparentando una cosa como el amor filial, pero que en el fondo está la mentira, el orgullo, el fanatismo, la ignorancia y el error.
Pero también nos habla, de cómo la mujer puede guiar al varón en lo que le corresponde (amor, ternura, la comprensión, etc.) y el varón puede guiar a la mujer en lo que le corresponde (sabiduría, severidad, etc.), el varón y la mujer se complementan, no es uno mejor que otro, ni uno puede lograr más que otro; es claro que son diferentes, pero deben de guiarse cada uno en lo que les corresponde; cuando uno lleno de orgullo subestima el polo contrario, suele desviarse por caminos equivocados.
Encuentro de Pamina y Tamino
En ese momento Monostatos lleva al príncipe Tamino ante Sarastro, y es cuando por primera vez se ven Pamina y Tamino, quedan extasiados viéndose uno al otro, recordándonos tal escena, el axioma trascendental del arcano cinco del tarot: “De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven y mi corazón te siente”. Ante el asombro de todos se abrazan, no importando lo que suceda.
Monostatos indignado ordena se separen y arrodillándose pide a Sarastro que los castigue, en forma mustia se declara fiel y afirma que gracias a su vigilancia ha logrado que el príncipe Tamino y el pajarero no se lleven a Pamina. Sarastro se da cuenta de las intenciones de Monostatos y ordena le den 77 golpes en la planta de los pies.
Las cosas tarde o temprano se aclaran, la ley del karma (acción y consecuencia) está por encima de todo, dice el evangelio gnóstico de Felipe «Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto», no hay nada que quede oculto, todo aflorará en su momento, en vano podremos mentir, calumniar, ocultar, todo se hace manifiesto por la ley. Sarastro en este momento representa la ley divina, llamado en sánscrito “Karma”, quien ajusta todo y permite que haya equilibrio.
Respecto a los golpes en la planta de los pies, resulta muy significativo, pues precisamente en las líneas de las plantas de los pies se encuentra escrito el karma, respecto al número encontramos uno muy similar en el Pistis Sophia (libro donde el maestro Jesús deja sus enseñanzas a los apóstoles 11 años después de su resurrección), en donde nos dice:
«Por tal razón, cuando me habéis preguntado antes: Si nuestro hermano pecara contra nosotros, ¿desearías que lo perdonásemos hasta siete veces? -Yo contesté y os dije igualmente: No sólo siete veces, sino setenta veces siete. Así pues, perdonadle muchas veces y dadle cada vez los misterios que están en el primer espacio que está en el exterior. Tal vez ganéis el alma de ese hermano y herede el Reino de la Luz.»
Clara alusión a la misericordia que acompaña a la ley, pero debemos comprender que a la par de la misericordia está la justicia, por lo que cuando se viola tal ley, vienen las consecuencias.
También encontramos en estos golpes, dividiendo cabalísticamente el 77, nos da 7 y 7, clara alusión de los 7 niveles: físico, vital, astral, mental, causal, conciencia, ser; que multiplicados por siete, son los 49 niveles del subconsciente, que es necesario golpear, abrir, descubrir, estudiar, pues son la guarida del ego.
El inicio de las pruebas
Sarastro ordena que sean llevados al príncipe Tamino y al pajarero Papageno al templo de las pruebas, y les cubren sus cabezas con sacos, indicando la ignorancia en que vivimos antes de la iniciación. Debemos ser purificados a través de las pruebas, para ser dignos de los misterios sagrados.
Dos sacerdotes cubren las cabezas de Tamino y Papageno, y un coro canta:
«Cuando la virtud y la justicia glorifican el camino de los grandes entonces la Tierra es un reino celestial y los mortales son semejantes a los dioses.»
Indicando que la perfección del ser humano a través de la desintegración de nuestros defectos psicológicos, logra que en la Tierra se viva como en los mundos superiores; pues los cielos, no son más que estados de conciencia, si uno cambia verdaderamente en su interior, se acerca a lo divinal y se hace uno con eso que no tiene nombre, ni orillas jamás.