Libro: La Sabiduría de Quetzalcóatl
CAPÍTULO 2. QUETZALCÓATL EL ÍNTIMO
Verdaderamente que las enseñanzas de nuestros antepasados, de ninguna forma, se dirigían a la mente, en tales conocimientos lo que se buscaba era llegar a lo profundo del corazón y de la conciencia. Un arte regio dirigido a la conciencia, con el objeto de instruirla, debidamente, para impulsarnos a un trabajo interior.
Quetzalcóatl es un símbolo que encierra muchas enseñanzas al mismo tiempo, y una de ellas hace referencia a la representación del íntimo, del espíritu interno, que cada ser humano tiene la posibilidad de encarnar.
El "Padre que está en secreto" del maestro Jesús, también está representado por Quetzalcóatl. La gran iniciada Helena Petronila Blavatski decía: “hay tantos padres en el cielo como hombres en la Tierra”, extraordinaria revelación. Cada ser humano tiene en su interior un Padre divinal propio.
A veces nos preguntamos, ¿qué sería de nosotros si tuviéramos a alguien, a cualquier hora, que nos pudiera guiar y ayudar a decidir en las cosas importantes de la vida, una especie de maestro espiritual (Gurú) permanente? Resulta que sí lo tenemos y éste, a toda hora, trata de ayudarnos, guiarnos y protegernos.
Lamentablemente nos hemos alejado de él, ya que cada defecto psicológico que tenemos es el “No Ser” de la filosofía hermética. Hay una lucha, de momento en momento, en nuestro interior, entre el Ser (Padre interior) y el No Ser (los defectos psicológicos).
Uno de los defectos psicológicos que más nos afectan es la mentira, puesto que el Padre es la verdad, cada vez que mentimos nos alejamos del Ser íntimo; es como romper la conexión con él. Se necesita de grandes purificaciones para lograr ser uno con el Padre interno.
Las garras estrujando corazones humanos, que encontramos en el Calendario Azteca, alrededor de la divinidad del Sol, nos indican el camino para llegar nuevamente al Ser interior. Obviamente, no se refieren a la muerte física, sino a la muerte del mundo de “maya” del budismo, o la ilusión.
Garras estrujando corazones a los lados del gran rostro [Piedra del Sol]
El maestro Samael Aun Weor describe, de forma exquisita, en su obra “Magia Crística Azteca”, ese camino que nos puede conducir a nuestro Padre Interior, llamado también Quetzalcóatl.
«Los corazones entre garras felinas simbolizan a la "muerte del iniciador". Transformado en tigre, Quetzalcóatl sube desgarrando el corazón de quien lo despierta hasta matar en él a todas las ilusiones de la personalidad, a todo apego por las cosas que lo atan a la Tierra.»
Debemos convertirnos en verdaderos jaguares de la vida, pues este camino no es para los débiles, para los volubles o para los inconstantes. Es un sendero en el cual, contra quien hay que luchar, no está fuera de nosotros, sino en nuestro espacio psicológico.
El corazón simboliza las emociones humanas, dentro de las cuales hay un sinnúmero de ellas totalmente negativas y hasta perversas como: la ira, la envidia, la crueldad, los celos, la venganza, etc., estas emociones tienen que ser desintegradas; eso es un trabajo tremendo, son las garras de tigre estrujando corazones humanos, mostrando que es un trabajo para titanes.
El trabajo de la eliminación de las emociones negativas no es todo; absolutamente todos nos identificamos con muchas cosas que creemos que son básicas, fundamentales, necesarias, pero en realidad no son más que ilusiones; cosas vanas y pasajeras, que no tienen realidad, que se esfuman con el tiempo. Basta con que hagamos una retrospección de la vida y lo que nos parecía tan importante hace una década hoy ya no lo es.
Así, cientos de actividades que hoy hacemos, no son más que una ilusión. Esas ilusiones tienen que ser erradicadas, y esto sólo es posible si agudizamos nuestra observación hacia adentro, a nuestros pensamientos y sentimientos.
Pero el trabajo no termina ahí, los apegos nos atan a las cosas y a las personas. No queremos decir con esto que nos separemos de la materia y del dinero. Es necesario aprender a relacionarnos bien con todo este tipo de objetos materiales para poder usarlos, cuidarlos y aprovecharlos, pero sin apegarnos.
Tampoco estamos afirmando que no debemos amar a la familia, que nos olvidemos, por ejemplo, de los padres, que abandonemos a los hijos o cosas por el estilo, esto es una aberración; en cambio, nos referimos a desintegrar los apegos para que surja el amor verdadero, desinteresado y puro. El apego es completamente egoísta y el amor es entrega total.
«Realmente, son necesarias la sagacidad y la fiereza del tigre para matar a la personalidad humana y hacer que resplandezca en el hombre el Dragón de Sabiduría de 7 serpientes, símbolo del decapitado.»
Trono Jaguar, interior de la pirámide de Chichén Itzá [Foto: José Isabel Mauricio]
Debemos adquirir las cualidades del jaguar para avanzar en la guerra contra sí mismos, contra el ego que nos separa del Padre interior. Debemos convertirnos en Caballeros-Jaguar y Mujeres-Jaguar, ser verdaderos felinos en el trabajo de la disolución del ego. La sagacidad es indispensable para identificar al ego, descubrirlo y estudiarlo; sobre todo, nos permite reconocer cómo opera el ego en todas las actividades que realizamos, incluyendo, además, su influencia en los distintos pensamientos y sentimientos que poseemos.
Entonces tendremos que poseer también la fiereza, la voluntad y la tenacidad para que cada día no se oculte el sol sin que se haya hecho el intento de comprender, en meditación profunda, con el cuerpo y la mente relajados, los diversos mecanismos del ego. Esto requiere de mucha paciencia y verdadero valor para enfrentarse al peor enemigo: uno mismo.
«Existen nueve iniciaciones menores y nueve iniciaciones mayores. No hay iniciación sin purificación. En cada iniciación muere algo en el hombre y a la vez nace algo en el hombre. (Véase el "Libro de los Muertos") Hay que perderlo todo para ganarlo todo.»
La iniciación es el camino que nos puede conducir al Padre interior, a Quetzalcóatl, y, en cada una de ellas, exige virtudes desarrolladas, defectos eliminados, trabajos conscientes por la humanidad.
No bastan las buenas intenciones, se requiere de trabajos firmes, constantes, en el auto descubrimiento. Es indispensable perder completamente lo animal para ganar lo espiritual. Para que exista un renacimiento, primero debe existir la muerte de lo vano e ilusorio que se encuentra en nuestra personalidad.
«Cuando el alma se libera de sus cuatro cuerpos de pecado entra en el mundo de los dioses y se desposa, entonces, con su Íntimo.»
El ego es la antítesis del íntimo, del Ser, del Padre, de Quetzalcóatl. Por otra parte, el ego tiene su casa en los cuatro cuerpos de pecado; en consecuencia, se hace necesario liberarnos de ellos, de lo inferior, cambiando el plomo de la personalidad en el oro del espíritu.
El alma debe ser uno con el íntimo, fusionarse en un solo fuego; pero el Ego es el principal obstáculo para lograrlo, mientras exista en nosotros la ambición terrenal o espiritual, a la par de los cientos y miles de egos que tenemos, será imposible.
«Las garras felinas de Quetzalcóatl, nuestro Íntimo, hacen presa del corazón humano para libertarnos de los cuatro cuerpos de pecado y llevarnos a la dicha inefable de la unidad con Dios. La lanza de Longinos hiere el corazón humano y este sangra dolorosamente por el arrepentimiento. Se necesita de la más perfecta santidad para que el hombre recobre su heredad perdida. Quetzalcóatl es el dios interno de los aztecas. Sus garras felinas se clavan en el corazón del iniciado para devorarlo. El neófito recibe la cruz de la iniciación en el corazón (templo del sentimiento). A las realizaciones cósmicas se llega por el camino del corazón, no por el camino del intelecto.»
Jaguar devorando corazones Chichén Itzá [Foto: Martha Rodríguez]
En este trabajo deben pasarse grandes tribulaciones internas, pues uno tiene preconceptos inútiles, prejuicios absurdos, cárceles del entendimiento como los conceptos de patria, ideas retardatarias, regresivas, etc. Las cuales debemos auto descubrir, comprender y abandonar por convicción propia; indudablemente esto es doloroso para nuestro querido Ego.
El jaguar devorando el corazón humano, es muy significativo, el Ser íntimo o Padre que está en Secreto, nuestro propio Quetzalcóatl interno, representado por el jaguar, está llamado a devorarse el alma o principios anímicos simbolizado por el corazón humano. Es cuando damos muerte a las pasiones, a lo ilusorio, al egoísmo, a la vanidad, a la lujuria, a los miedos, apetencias, deseos, etc., que el jaguar del íntimo nos puede devorar como alma para ser uno con él.
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