sábado, 11 de abril de 2020

Libro: Enseñanzas Secretas del Popol Vuh CAPÍTULO 1. EL ORIGEN

Libro: Enseñanzas Secretas del Popol Vuh

CAPÍTULO 1.

EL ORIGEN

El Origen. Hun Hunahpú Vucub Hunahpú Ixmucané Ixpiyacoc Hunbatz Hunchohuén Ixbaquiyaló. Enseñanzas Secretas del Popol Vuh. Gnosis
Hermes Trismegisto en su tabla esmeraldina nos dejó escrito: “Tal como es arriba, es abajo”, y estas palabras nos dan la clave para entender que todo lo que se describe en el Popol Vuh se encuentra en el interior de cada persona, porque somos un microcosmos.
Cada lugar, cada personaje, no es otra cosa que partes de ese universo psicológico que llevamos dentro. Busquemos en el aquí y ahora, en este preciso instante, la historia del Popol Vuh en el ámbito de sí mismos.

Los Magos (los señores Ahpú)

«Lo que a continuación se dirá, solo será una parte, estará cubierto con un velo misterioso. En un tiempo incierto y cuando todavía no existía la luz, nacen los Magos (Ahpú), hijos de Antiguo-Secreto (Ixpiyacoc) y Antigua-Ocultadora (Ixmucané)»
La sabiduría ancestral, responde de manera tan delicada a la eterna pregunta: ¿De dónde venimos?, nuestro origen está en las dimensiones superiores de la naturaleza, se encuentra en Antiguo-Secreto (Ixpiyacoc), pues él es nuestro real Ser interior profundo, el padre que está en secreto, tal y como el maestro Jesús lo llamara. Es necesario saber que cada uno de nosotros tenemos nuestro propio anciano sagrado, nuestro Antiguo-Secreto. Coincidentemente en cábala, el arcano uno es llamado el Mago, y representa al Anciano de los Días (Keter) del árbol de la vida.
Antigua-Ocultadora (Ixmucané), es la madre cósmica, la Isis egipcia y sorprendentemente, en cábala, el número dos es la sabiduría oculta, la madre divina, Dios en su manifestación como amor, y es maravilloso darse cuenta que cada uno de nosotros lleva la suya propia.
Antiguo-Secreto (Ixpiyacoc) y Antigua-Ocultadora (Ixmucané), son el origen de nosotros, ellos son nuestros padres internos, la raíz más profunda del ser humano.
«Así, durante la noche, surgen a la existencia los Magos (Ahpú); ellos son: Supremo-Maestro-Mago (Hun-Hunahpú) y Principal-Maestro-Mago (Vucub-Hunahpú). En la medida que crecen se hacen diestros en todas las artes y ciencias, expertos tiradores de la cerbatana, artistas, magos, orfebres, ningún arte era desconocido para ellos»
Analizando los nombres de los Magos (Ahpú), descubrimos las más grandes revelaciones.
En el nombre de Hun-Hunahpú, encontramos que “Hun” es uno o supremo, la misma palabra maya “Hun” significa también maestro y “Ahpú” es mago. El número uno es la verdad y la sabiduría. Uno-Maestro-Mago o Supremo-Maestro-Mago (Hun-Hunahpú) son las distintas partes del Ser, partes divinales que están dentro de nosotros y que trabajan incesantemente en nuestro universo interior para que nos reencontremos con la verdad.
En Vucub-Hunahpú tenemos que “Vucub” es siete o principal, “Hun” es maestro y “Ahpú” es mago. El siete es el orden, la perfección, son las siete virtudes, antítesis de las siete cabezas de legión o siete pecados capitales. Principal-Maestro-Mago o Siete-Maestro-Mago (Vucub-Hunahpú) es el símbolo de la fraternidad, el amor, la misericordia, la sabiduría, la bondad, el valor, la templanza, etc., valores que deberían ser la manifestación normal en el ser humano.
«Supremo-Maestro-Mago (Hun-Hunahpú) se casó con Paridora de Monos (Ixbaquiyaló) y tuvieron dos hijos: Maestro-Simio (Hunbatz) y Maestro-Mono (Hunchouén), quienes heredaron toda la sabiduría de sus padres»
Los herederos de la sabiduría: Maestro-Mono (Hunbatz) y Maestro-Simio (Hunchouén), es todo aquél que tiene la oportunidad de recibir en sus manos, la sabiduría del espíritu, de adquirir las enseñanzas sagradas milenarias, de poseer los conocimientos y claves para lograr la auto realización íntima del Ser.

La Región del Inframundo (Xibalbá)

El inframundo maya está habitado por los seres más siniestros y malvados, que sólo están para hacerle todo el mal posible al hombre. Estas regiones infernales, no son otra cosa que el subconsciente humano, donde viven los señores de Xibalbá, nuestros innumerables defectos psicológicos; de hecho Xibalbá se traduce del quiché-maya, como fantasma, demonio, aparición.
Durante muchos años los especialistas en la cultura maya han tratado de ubicar  geográficamente la región de Xibalbá; pero si nos asomamos al interior de sí mismos, nos daremos cuenta de la tremenda similitud existente entre dicha región subterránea y nuestro abismo psicológico.
«Supremo-Muerto (Hun-Camé) y Principal-Muerto (Vucub-Camé), son los reyes de Xibalbá, bajo su mando están diez príncipes, cuyo trabajo es dañar al hombre, causarle todo tipo de infortunios, enfermedades, dolor e inclusive la muerte»
Causa sorpresa ver que la primera parte de los nombres de los señores principales de Xibalbá es la misma que el de los Magos (Ahpú), indicándonos así, la incesante y eterna lucha entre la luz y las tinieblas. En Hun-Camé encontramos que Hun es uno o supremo y Camé se traduce como muerto. Si Supremo-Maestro-Mago (Hun-Hunahpú) es el símbolo del Sol, la luz, la sabiduría, la verdad, Supremo-Muerto (Hun-Camé) será la sombra del Sol, el fuego negativo, la pasión bestial. En Vucub-Camé descubrimos que Vucub es siete o principal y Camé es muerto. Principal-Muerto o Siete-Muerto (Vucub-Camé) es el símbolo de las siete cabezas de legión, los siete pecados capitales: Ira, orgullo, pereza, gula, lujuria, envidia y codicia.

Los Diez Príncipes

«Los reyes de Xibalbá: Supremo-Muerto (Hun-Camé) y Principal-Muerto (Vucub-Camé), decían lo que debían hacer cada uno de los príncipes. Extiende-Tullidos y Reúne-Sangre: Tarea principal, hacer que los hombres mueran con flujos de sangre. Hacedor de Abscesos y Hacedor de Ictericia: Poder para hacer tumores abscesos en las piernas y ponerles el rostro amarillo (enfermarlos de ictericia). Varilla de Huesos y Varilla de Cráneos: Alguaciles de Xibalbá, su tarea es osificar a los hombres. Hacedor de Traición y Hacedor de Infortunio: Su trabajo es el de hacer caer al hombre por traición, enfrente o atrás de su casa. Gavilán de Sangre y Opresión: Matar al hombre de muerte súbita, romper la garganta, hacer que vomite sangre y morir en el camino»
Los dos reyes y los diez príncipes de Xibalbá son los miles defectos psicológicos que viven en nuestra comarca psicológica; pues la codicia y miedo son los causantes de las guerras, la ira es el origen de muchas de nuestras enfermedades, el orgullo es una de las raíces de los problemas en el hogar, la lujuria es el fundamento del adulterio, de la traición y del infortunio.
No está fuera la raíz de nuestros problemas sino que la llevamos dentro. En vano culparemos a nuestros padres, al gobierno, a nuestra pareja y hasta a los hijos de ser los causantes de lo que nos sucede, es muy claro el Popol Vuh al decirnos que el origen está en nuestras propias creaciones milenarias, en los señores de Xibalbá.

El Campo de la Bola Religiosa

El campo de la bola religiosa, comúnmente llamado el juego de la pelota, es uno de los escenarios donde se desenvuelven los acontecimientos más importantes de esta historia. Conforme se desarrolla el relato va adoptando diferentes simbolismos que podremos capturar si nos lo proponemos.
Fundamentalmente la práctica del juego de pelota es el trabajo que hay que realizar por encontrar el sendero a la sabiduría inmortal, la lucha entre las fuerzas de la luz y las de las tinieblas; tal combate se lleva a cabo en cada instante de nuestras actividades del diario vivir, siendo la lucha más encarnizada en el control de las energías que nos trajeron a la existencia.
«Los Magos (Ahpú) dominaron a la perfección el juego de pelota; todos los días jugaban, tan pronto terminaban un juego como comenzaban otro, y lanzaban gritos de alegría y hacían mucho ruido»
Cada ser humano tiene la libertad para trabajar en el camino a la verdad o no hacerlo, pues tenemos libre albedrío; llega un momento en alguna de nuestras existencias en que encontramos el camino estrecho y angosto que conduce a la luz y hacemos todo lo posible por transitarlo. Esto es lo que simboliza jugar en el campo de la bola religiosa (juego de pelota), y la alegría que muestran los Magos (Ahpú), es la alegría del alma, al verse en la posibilidad de regresar a su origen, a la felicidad inconmensurable.
«Estos gritos de alegría llegan a oídos de los señores de Xibalbá, quienes se molestan, afirman que ya no les guardan respeto y se reúnen en consejo con sus diez príncipes para ver la forma de acabar con aquellos que arriba de sus cabezas juegan”
Los sabios mayas, conocedores a fondo de la psicología humana, describen la estructura y mecanismos del Ego (nuestros defectos psicológicos). De esta forma nos hacen saber que el Yo-defecto tiene vida y pensamientos propios y tienen la capacidad de trabajar en conjunto para maquinar la forma de manifestarse.
Es indudable que alguien, que en un momento trate de revolucionarse en el juego de la vida, luchando contra sus potencias tenebrosas, esto llegue a oídos de nuestros defectos y estos se molesten, pues normalmente los alimentamos a rienda suelta y ni remotamente tratamos que se exprese la sinceridad, el amor, la diligencia, el altruismo, etc.
«Los señores de Xibalbá envían a sus mensajeros, siendo estos cuatro búhos, para que avisen a los Magos que se presenten en Xibalbá a jugar con ellos. Lo que en el fondo buscaban era matarlos y quedarse con los instrumentos del juego de pelota (los anillos, la pelota, etc.)»
Nuestros miles de defectos que cargamos en nuestro interior, buscan apoderarse de nuestros valores de la conciencia, representados con los instrumentos del juego de pelota; es así como la ira aprisiona el amor, la pereza a la diligencia, el orgullo a la humildad, etc.
Los búhos (mensajeros de Xibalbá), son el símbolo de la muerte, pero son también la ley del Karma, la ley de causa y efecto, como dijera el maestro Jesús: “Lo que sembramos cosechamos”. Uno de los búhos es rápido como un rayo (el rayo de la justicia cósmica, que nos fulmina cuando desobedecemos la ley), otro es gigantesco (no hay cosa más grande que la ley, sobre la ley del Karma no hay nada), otro es rojo como el fuego (la ley actúa así, es determinante, la suprema piedad y la suprema impiedad, nada se le escapa) y otro búho sólo es la pura cabeza, pero con alas (la sabiduría que está en perfecto equilibrio con la ley).
Al actuar como mensajeros de Xibalbá, representan al karma en contra del aspirante a la luz, que tiene que pagar por todo lo que hemos hecho; nada se escapa a la ley.

El gavilán (Voc) mensajero de Maestro-Gigante (Hurakán)

«Desde el cielo baja el gavilán (Voc) a observar jugar a los Magos (Ahpú), por órdenes de Maestro-Gigante (Hurakán), el Corazón del Cielo»
Maestro-Gigante (Hurakán) designando a la divinidad, alude al soplo divino del primer instante de la creación, el Corazón del Cielo maya. Todo es vigilado por la Divinidad incognoscible, nada se le escapa, cada pensamiento, sentimiento y acción están siendo observadas por los ojos de la divinidad. El Corazón del Cielo está formado por la tríada divina de las distintas religiones. Es Cakulha-Hurakán (Maestro-Gigante-Relámpago), Chipi-Cakulha (Huella del Relámpago), Raxa-Cakulha (Esplendor del Relámpago). Son la sabiduría del Padre, el amor del Hijo y el poder del Espíritu Santo.

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