domingo, 16 de mayo de 2021
Meditación tipos de
Libro: Tiempo Azul
Capítulo 6. Tipos de Meditación
Capítulo 6. Tipos de Meditación
Existen varias clases de meditación, cada una de ellas debemos desarrollarla e integrarla en nuestro trabajo por despertar la conciencia. Es formidable ver como la meditación permite que lo que hacemos, no importa lo que sea, el trabajo, el estudio, la relación con los demás, sea en un ámbito superior, logra un cambio real y definitivo.
Comprensión de una enseñanza
El estudio mecánico, el querer almacenar información en la infiel memoria, es de poca utilidad. Si repetimos como loros las cosas que aprendemos, realmente, no lograremos un cambio verdadero en nuestras vidas. La cruda realidad, es que ahora, en este mundo en que vivimos, las cosas están muy graves, a pesar de que nos gobiernan y dirigen personas muy intelectuales.
Lo peor de todo, es que tantos años de estudio y a la hora de la muerte, se pierde todo. Esto quiere decir, que cuando volvemos a tomar otro cuerpo físico, nada recordamos de todo lo que estudiamos en la vida anterior.
Por otro lado, el centro intelectual es el más lento de todos, es muy notorio que beber alcohol es un error, sin embargo, terminamos tomando. Esto quiere decir, que no basta almacenar la información en el centro intelectual, se hace necesario que pase la información a los demás centros de la máquina humana.
Son ahora muchas las enfermedades que padecemos por el abuso de la mente, cada vez son peores, pues no existe un equilibrio en las escuelas, colegios y universidades; es indispensable tomar consciencia de lo que estudiamos. Todo esto, nos lleva a la reflexión, que se necesita algo más; eso que se llama comprensión.
«El Ser y Saber deben equilibrarse mutuamente a fin de establecer en nuestra psiquis la llamarada de la comprensión.» (Samael Aun Weor)
Cuando un conocimiento llega a la conciencia, entonces se expresa en forma natural cuando lo necesitamos, entonces cambiamos en forma espontánea y gradual. Cuando una enseñanza queda depositada en la conciencia por medio de la comprensión a través de la meditación, entonces jamás se pierde, pueden sucederse varias existencias y este conocimiento estará en forma permanente.
Lo primero que se requiere es leer, estudiar, recibir una clase o conferencia en forma consciente, en Recuerdo de Sí, uniendo nuestra conciencia al estudio, a la lectura. Se trata de estar presente y que no huya la conciencia a otros lugares, permanecer con una atención plena y natural. Se requiere también que tengamos una emoción positiva al estudiar.
Eso que hemos aprendido, ahora hay que someterlo a la meditación. Debemos relajar el cuerpo y la mente. Así, en silencio mental, hay que tratar de comprender cada ley, cada fórmula, cada frase, cada enseñanza.
Este sistema no da resultados de un día a otro, se requiere de mucha constancia, ya que, de actuar con perseverancia y tenacidad, obtendremos que primero pase el conocimiento a la parte emocional del centro intelectual. Si insistimos en tratar de capturar el hondo significado de las enseñanzas aprendidas, entonces lograremos que se deposite en el mismo centro emocional, convirtiéndose en un conocimiento emotivo.
Todavía no es el objetivo final, tratando cada vez de comprender más a fondo, y buscando vivirlo en la vida cotidiana, por fin, después de mucha porfía, quedará en la conciencia. Entonces se manifestará de forma natural en cada acto de nuestra vida.
«Comprender es algo inmediato, directo, algo que vivenciamos intensamente, algo que experimentamos muy profundamente y que inevitablemente viene a convertirse en el verdadero resorte íntimo de la acción consciente.» [Samael Aun Weor. Educación Fundamental].
Samyasin del pensamiento
Zona Arqueológica La Venta. Altar cuadrangular, un hombre emergiendo de la Tierra. Representación de la importancia de auto explorarse para tener acceso a la verdadera sabiduría.
Zona Arqueológica La Venta. Altar cuadrangular, un hombre emergiendo de la Tierra. Representación de la importancia de auto explorarse para tener acceso a la verdadera sabiduría.
La palabra Samyasin es oriental (sánscrito) y significa el pasar por las etapas en la meditación: concentración, meditación y éxtasis místico trascendental. Es posible aplicar un Samyasin a cada cuerpo, con el objetivo de libertarse del mismo, para fusionarse, momentáneamente, con el Ser y experimentar el Vacío Iluminador.
También puede usarse para meter el cuerpo físico a la cuarta dimensión (estado de Jinas), aplicando un Samyasin (concentración, meditación y éxtasis místico) al cuerpo físico, nos podría permitir lograr esta proeza.
El ser humano tiene siete vehículos para manifestarse en las distintas dimensiones de la naturaleza, aunque por el momento tales cuerpos son de naturaleza fría y lunar, podemos emanciparnos de su influencia en la meditación para integrarnos con el Ser.
La clave es que durante la meditación apliquemos un Samyasin a cada cuerpo. La tarea será la siguiente: Tomamos una postura cómoda, relajamos el cuerpo y la mente.
Cuerpo físico: Una vez realizado este proceso, entonces nos concentramos en el cuerpo físico, toda nuestra atención se centra en el vehículo de carne y hueso. Luego meditamos en el funcionalismo del cuerpo, en sus sistemas, órganos, alimentación, metabolismo, etc. Si hacemos este trabajo bien hecho, entonces podremos llegar a un estado de arrobamiento místico y entonces exclamaremos: “Yo no soy el cuerpo físico”. Así quedamos, libre de su influencia, como esencia o alma.
Cuerpo vital: Ahora nos concentraremos en la base de la misma vida, que se encuentra en el cuerpo etérico o vital. Luego meditaremos, profundamente, en los diversos funcionalismos que tiene este cuerpo como: la imaginación, la voluntad, las percepciones, las extra percepciones, los cambios en el cuerpo, la reproducción humana. Sin cuerpo vital moriríamos, de hecho, primero se deña el cuerpo etérico y luego el físico. Una vez que meditemos en todo esto, llegaremos a ese estado de quietud mental, Samâdhi, como se dice en la India y con mucha emoción y fe solar, podremos decir: “Yo no soy el cuerpo vital”.
Cuerpo astral: El motivo de nuestra concentración será ahora el cuerpo astral o de deseos. Una vez lograda la concentración en este cuerpo meditaremos en ese funcionalismo que sucede a la hora de dormir, como se separa del cuerpo físico todas las noches, como se desenvuelve en el mundo de los sueños o quinta dimensión. En este proceso nos quedamos hasta lograr llegar al Satori (así también se llama el estado de quietud mental), y podremos pronunciar con infinita devoción: “Yo no soy el cuerpo astral”.
Cuerpo mental: Liberarnos de los primeros cuerpos será algo maravilloso, pero aquí no se acaba el trabajo, tendremos que concentrarnos ahora en la mente. Luego alcanzado este nivel, pasamos a meditar en la mente, sus procesos, la bipolaridad mental, las asociaciones, el cómo y el porqué de la mente, etc., tenemos que lograr desligarnos de ella, nos sentimos mente, pero no somos la mente, ella es tan sólo un instrumento, como un burro que montamos para ir a alguna parte, no somos el burro; hasta que logremos el silencio de la mente, entonces, podremos decir con gran énfasis: “Yo no soy el cuerpo mental”.
Cuerpo causal: Ahora nos concentramos en el cuerpo causal o de la voluntad, lograda esta atención consciente, pasamos a meditar en este vehículo, estudiando los distintivos aspectos de la voluntad y de la mala voluntad, hasta lograr el éxtasis místico y poder decir llenos de fe: “Yo no soy el cuerpo causal”.
Cuerpo de la conciencia: Llegar a estos niveles de meditación, será algo muy gratificante, es momento de concentrarse en la conciencia. Meditar en el alma o conciencia, la cual, como dice la maestra Blavatski, es como un vaso de alabastro fino y transparente a través del cual arde la llama de Prajna (o el Ser). La meditación será hasta que se entre en éxtasis místico y entonces llenos de emoción diremos: “Yo no soy el cuerpo de la conciencia”.
El Ser: Nos concentraremos en el Ser, meditaremos en el Ser, extasiados en esa parte de la misma divinidad, la raíz de quien somos y a donde deberemos volver. Cuando se llegue a ese nivel, podremos funcionar sin cuerpos de ninguna especie, en el mundo del íntimo. En este estado de conciencia, podremos decir: “Yo soy él, yo soy él, yo soy él”. Alcanzaremos participar de la plenitud del universo e investigar cualquier cosa.
«Concentración, Meditación y Samâdhi, deben practicarse sobre cada cuerpo. Concentración, Meditación y Samâdhi, los tres son llamados en oriente, un Samyasi, sobre cada uno de nuestros vehículos. Para poder despojarnos de cada uno de nuestros vehículos inferiores, practicaremos un Samyasi sobre cada uno de nuestros vehículos.» [Samael Aun Weor. Rosa Ígnea].
Valores del Cardias
Uno de los problemas, para salir en cuerpo astral conscientemente, es el que abusemos de la mente. Lamentablemente, en esta sociedad en que vivimos se exalta mucho el abuso del intelecto. Los mejores trabajos son para quienes más han abusado de los procesos del pensamiento.
Cuando se abusa de la mente, esto se hace a expensas de los valores del corazón. Perdiendo los valores del corazón, se dificulta las salidas conscientes en el mundo astral. La oración científica, la caridad consciente, la fe solar y la meditación pueden restaurarlos.
Para recobrar los valores del corazón, un ejercicio es relajar, diariamente, nuestro cuerpo y mente y meditar en un bosque rodeado de altas montañas, con águilas en su altanero vuelo deslizándose deliciosamente, árboles de todos los tamaños, flores de todos los colores perfumando el ambiente, sonidos de grillos junto al de los pájaros interpretando una sinfonía inefable, arroyos cantarines deslizándose en su lecho de rocas.
Nos dirigimos extasiados al centro de ese bosque, disfrutando en todo momento del ambiente en su totalidad, para encontrarnos un altar de oro y en él, una maestra iniciada llamada en el oriente como Kakini, esta inefable mujer, tiene el poder de ayudarnos a restaurar los valores del corazón. Nos acercamos a ella, para que nos bendiga y le suplicamos que nos ayude.
«El devoto debe concentrarse en su corazón, imaginando que allí hay rayos y truenos, nubes que vuelan perdiéndose en el ocaso impulsadas por los fuertes huracanes. Imagine el gnóstico muchas águilas volando por entre ese espacio infinito que está dentro, muy dentro de su corazón. Imagine los bosques profundos de la naturaleza, llenos de sol y de vida; el canto de los pájaros y el silbo dulce y apacible de los grillos del bosque. Duérmase el discípulo imaginando todo esto; imagínese ahora que en el bosque hay un trono de oro donde se sienta la Diosa Kakini, una mujer muy divina. Duérmase el gnóstico meditando en todo esto. Imaginando todo esto. Practique una hora diaria, y si practica dos o tres o más horas diarias tanto mejor. Puede practicar sentado en un cómodo sillón, o acostado en el suelo o en su cama, con los brazos y las piernas abiertas a derecha e izquierda en forma de la estrella de cinco puntas. El sueño debe combinarse con la meditación. Debe haber muchísima paciencia. Con paciencia infinita se logran estas maravillosas facultades del cardias. Los impacientes, aquellos que todo lo quieren rápidamente, aquellos que no saben perseverar toda la vida, es mejor que se retiren porque no sirven. Los poderes no se consiguen jugando; todo cuesta. Nada se nos da regalado». [Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto].
Transvalorización
Hacer la conjunción de nosotros con la gnosis es importante, si, verdaderamente, anhelamos un cambio trascendental. La gnosis y la vida cotidiana no están peleadas de ninguna forma, podríamos decir que la vida común y corriente, que el trabajo para ganarnos la vida, que los estudios para prepararnos en la vida y vivir la gnosis es lo mismo.
Para que la gnosis forme parte de nuestra vida, necesitamos amarla y para ello hay que darle el valor que merece, aunque, realmente, no es un valor físico como el que le damos a un anillo de diamantes, sino un valor mucho más elevado, más bien espiritual, más real que todo lo ilusorio que es el mundo.
Para poder comprender esta idea, nos tenemos que ir a la parábola de la perla del maestro Jesús, en donde un mercader vende todo con el fin de apoderarse de una perla preciosísima. Esa perla es el trabajo esotérico gnóstico, para que sea parte de nuestra vida, hay que ir deshaciéndonos de muchas cosas que sólo nos hacen perder el tiempo miserablemente, aunque en ese momento creamos que son muy importantes.
¿Cómo saber qué es, realmente, útil en nuestra vida? En este mar embravecido de la vida, realmente, qué será verdadero y cuánto habrá de ilusorio…
Solamente podremos saberlo si nos acostumbramos a realizar una transvalorización de la enseñanza gnóstica. Esto tiene varios puntos a tratar en la meditación; por un lado, hay que meditar en cada actividad que tenemos, viendo por qué es útil o por qué es inútil. Cuando uno comprende a través de la meditación que hay actividades muy superficiales, que sólo alimentan nuestras debilidades y sinsabores, por ejemplo: El reunirnos a criticar gente, el asociarnos para beber bebidas embriagantes, etc.
Por otro lado, es importante, en el silencio mental, comprender un antes y un después de la gnosis, cómo nos ha auxiliado en nuestra vida, en el hogar, en el trabajo, en los estudios, etc. Si logramos captar esas ventajas en meditación, indudablemente, lograremos estar unidos a la gnosis en forma real y no fanática.
Podrá expresarse en nosotros la gnosis de manera natural, espontánea, libre, sin artificios, en cualquier circunstancia y lugar. Así que vale la pena realizar esta práctica, cuando menos una vez al año o cuando creamos que nos estamos “enfriando” espiritualmente hablando.
«Es urgente valorizar el trabajo esotérico Gnóstico, es indispensable comprenderlo y apreciarlo si es que en realidad anhelamos un cambio radical.» [Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria].
Expansión de la conciencia
Un ejercicio formidable en la meditación es expandir la conciencia. La conciencia es como una luz, de hecho, luz y conciencia son dos fenómenos de una misma cosa. Una estrella entre más brillante es, en ella habitan seres iluminados que son aún más conscientes.
Cuando la mente se queda, verdaderamente, quieta, la conciencia se integra en todo lo que es, ha sido y será. Por tanto, este ejercicio nos ayuda a prepararnos para el vacío Iluminador, para esa experiencia que puede transformarnos.
Así mismo, es muy importante comprender que todos los seres humanos, al final de los tiempos, formaremos parte de un todo, como las gotas de un océano, como las chispas de una gran hoguera. Lo que los mayas llamaban el unimismo, sentirnos todos como parte de un solo ser, sentirnos uno con el prójimo.
La práctica consistirá en relajar el cuerpo y la mente, luego sentir la conciencia como si fuera una luz que inunda nuestro cuerpo, abarcando todo poco a poco. Al ir iluminado tal cosa, nos sentiremos como ese niño juguetón, como el obrero cansado que llega a su hogar, como el anciano lleno de recuerdos, como el insecto que vive solo una tarde de verano, como el elefante y la lombriz, ocupando todo, hasta llegar a cubrir todo el mundo, el sistema solar, la galaxia y el universo.
«Después de una oración a Dios y a los maestros, la que le sea familiar, cada jueves debe usted dar principio al estudio del capítulo que esa semana le corresponda estudiar. Cuando haya terminado, siéntese cómodamente en su silla; esta debe ser la que usa regularmente en el sanctum sanctorum de su hogar y la que no debe usar para otros menesteres. Relaje todo su cuerpo, ponga su mente en blanco por unos minutos y aquiétese totalmente. Cuando lo haya logrado, expanda su conciencia desde adentro hacia afuera, vea que ella se agranda hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, siempre alrededor de su cuerpo. Vea el color de su camisa, de su corbata, de su traje, de sus zapatos. Vigile que su cuerpo se encuentre relajado y en posición estética. Observe la orientación de su habitación, los muebles, los cuadros; identifíquelo todo antes de abarcar las calles de toda la ciudad donde vive; identifíquelas, sienta el correr de los vehículos y, así, vaya expandiendo más y más su conciencia hasta que abarque toda la Tierra. Después, abarque el espacio sin límites donde se mueven los soles y mundos siderales. Este ejercicio debe durar una hora y hacerse durante treinta días con excepción de los domingos». [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor].
El Padre Nuestro y la Meditación
Entre los Mayas, Itzamná es el Dios de la Sabiduría, el inventor de las ciencias y los conocimientos, representación viva de nuestro Padre que está en Secreto. Zona Arqueológica de Toniná. México. Cultura Maya.
Entre los Mayas, Itzamná es el Dios de la Sabiduría, el inventor de las ciencias y los conocimientos, representación viva de nuestro Padre que está en Secreto. Zona Arqueológica de Toniná. México. Cultura Maya.
La oración mecánica no ofrece resultados tangibles, es como tratar de sembrar en el desierto. Hacer el Padre Nuestro, como si nos estuvieran persiguiendo o quisiéramos romper un récord, es algo completamente estéril.
El Padre Nuestro puede convertirse en una operación de alta magia, cuando se hace en combinación con la meditación. Necesitamos aprender a orar científicamente.
Al Padre interior es a quien está dirigido, siendo el Padre interno que todo lo sabe, es el que puede guiarnos en tantos problemas que solemos tener en la vida. Sabe muy bien si nos va ir en un negocio bien o mal. Tiene el conocimiento si ese viaje será un éxito o un fracaso. En esos problemas tan difíciles que no sabemos qué hacer, siempre nos tiene una respuesta.
Precisamente, la oración del Padre Nuestro, dejada por el iniciado Jesús, nos puede poner en contacto con nuestro real Ser, si lo hacemos en meditación. Un Padre Nuestro bien ejecutado, debe hacerse en no menos de una hora. Debe relajarse el cuerpo y la mente, luego, concentrarse en cada frase, en cada palabra, como tratando de comprenderla a fondo.
Al finalizar la oración, entonces es el mejor momento para preguntarle o pedirle lo que más necesitemos. Luego, dejamos unos momentos en silencio, sin pedir nada, sin pensar nada, sólo en silencio.
Gradualmente, el Padre interno nos contestará al paso de los días, no nos hablará, las respuestas del padre que está en Secreto las da a través de corazonadas, como dijera Emmanuel Kant, de intuitos. Hay que hacer el ejercicio, hasta que tengamos la respuesta, podría venir en días, semanas o meses, pero tengamos la seguridad de que la tendremos exacta, matemática y perfecta.
La oración tiene siete peticiones esotéricas, de acuerdo a la ley que todo lo organiza o perfecciona, llamada la Ley del Siete o ley del Heptaparaparshinok, veámoslas:
Padre nuestro que estás en los cielos (I.A.O.)
Al decir “nuestro”, estamos señalando que cada ser humano tiene en forma individualizada una parte de la divinidad, una chispa del creador, su propio Padre Divino particular. Los “cielos” son estados de conciencia o dimensiones superiores de la naturaleza. El Padre interno viene de las regiones más altas y nuestra misión es encarnarlo, lograr hacernos uno con él.
Santificado sea tu nombre.
La auto gnosis es nuestra misión, nuestro Real Ser es una chispa emanada de aquello que no tiene nombre, la misión es que se convierta en una llama. Cuando eliminamos el ego, ayudamos desinteresadamente a nuestros semejantes y trasmutamos las fuerzas creadoras, logramos este milagro. El Verbo divino se hace carne, lo divino se humaniza y lo humano se diviniza.
Venga a nos tu Reino. (Los mundos internos)
El Ser tiene completo dominio de todas las dimensiones del cosmos infinito, podemos nosotros ser parte de esas enseñanzas si despertamos conciencia, es un trabajo inconmensurable, cada día debemos acercarnos más a la divinidad. Cuando nos enojamos, vibramos con las infra dimensiones, cuando amamos, verdaderamente, comulgamos con las supra dimensiones.
Hágase, Señor, tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo
El real Ser interior sabe que es lo mejor para nosotros siempre, lamentablemente, lo llamamos sólo para solicitarle que se haga nuestra voluntad, raramente alguien se sumerge en oración para decirle: “A tus ordenes, dime que tengo que hacer”. El real Ser es como el arquitecto de una Gran Obra y nosotros sólo somos albañiles que pueden serle de utilidad.
El pan nuestro de cada día, dádnoslo hoy.
El pan que pedimos aquí va más allá de lo meramente físico, se trata del pan venido de lo alto, la sabiduría que se obtiene cuando un Yo defecto ha sido erradicado, entonces viene y se integra con una sabiduría superior. Podemos pasar el día sin ningún logro, pero podríamos hacer de este día una obra maestra. Cada día es el reflejo de toda nuestra vida, por lo que debemos luchar por obtener ese pan divino.
Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Enseñanzas trascendentales, sobre la ley del Karma, encontramos en esta frase. No podemos pedir misericordia, si antes no profesamos misericordia. Dentro de nuestras emociones andamos siempre con nuestro librito de cuentas, de cuanto nos deben los demás, de todo lo que hemos hecho por los demás, de que somos unas “almas de Dios”, que no se nos paga como es debido. Es muy importante aprender a perdonar de corazón, si anhelamos que se tenga misericordia de nosotros.
No nos dejes caer en la tentación, más líbranos de todo mal.
La tentación es fuego, pero vencer la tentación es luz, virtudes, poderes, dones. Las tentaciones son un examen para que podamos dar un paso adelante en el camino. No pedimos que no sean puestas, pero si solicitamos fuerza espiritual para ser capaces de trascenderlas. El mal se encuentra dentro de nosotros mismos, son los miles de Yoes que cargamos, necesitamos de ayuda porque son miles los que hemos creado y, desde luego, el que pide con sinceridad, siempre será escuchado.
«Esta oración fue legada por Nuestro Señor el Cristo y contiene siete peticiones sagradas para que los devotos del sendero pidan como gracia al Altísimo. Los Gnósticos tenemos que hacer la voluntad del Padre, así en la tierra como en el cielo, pero generalmente los hombres llaman e invocan a Dios para que Él haga la voluntad de ellos, o sea al contrario». [El Libro de la Virgen del Carmen. Samael Aun Weor]
La Meditación en la Madre Divina
Zona Arqueológica La Venta. Figura en piedra llamada “La Abuela”, para los antepasados de Mesoamérica la sabiduría estuvo representada por los venerados ancianos.
Zona Arqueológica La Venta. Figura en piedra llamada “La Abuela”, para los antepasados de Mesoamérica la sabiduría estuvo representada por los venerados ancianos.
Hemos estudiado que la Madre Divina tiene el poder de eliminar los defectos, previamente comprendidos, si en profunda meditación se lo solicitamos; así mismo, podemos, simplemente, meditar en ella para solicitarle que nos guíe, nos proteja, nos cure, nos de sabiduría, amor y poder.
La clave de la oración está en combinar la meditación con sueño para llamar a nuestra Madre Divina particular. La Madre Divina desde siempre ha buscado enseñar a sus hijos con mucho cariño, tratando de instruirles en los grandes misterios.
«Cuando el devoto hace sus ruegos a la Madre Divina, debe tener sueño y estar sumergido en profunda meditación interna». [El Libro Amarillo. Samael Aun Weor].
Si estudiamos el arcano no. 2 del tarot, veremos a la Madre Divina sentada con un libro en su regazo, pues ella puede entregarnos las más grandes revelaciones para salir victoriosos en los obstáculos de la vida.
La raíz de todo lo creado la encontramos en el eterno femenino divinal. El Padre le da sabiduría, el Hijo amor y el Espíritu Santo poder. Estas tres cualidades Él puede ofrecérnoslas si sabemos pedir con consciencia y veneración.
«La causa causorum de la electricidad debemos buscarla en el fuego serpentino universal. Ese fuego mora en los electrones. Los sabios meditan en él; los místicos lo adoran, y aquellos que siguen la senda del Matrimonio Perfecto trabajan prácticamente con él.» [Matrimonio Perfecto. Samael Aun Weor].
El Vacío Iluminador
La experiencia del Vacío Iluminador es uno de los objetivos principales por los cuales es necesario aprender y practicar la meditación. Cuando la mente queda quieta, en imponente silencio, puede vivirse una experiencia espiritual que puede transformarnos.
Cuando se logra experimentar el Vacío Iluminador la esencia queda libre del ego y se fusiona por unos instantes con el Real Ser Interior profundo, experimentando la verdad, lo real, lo que está más allá de la mente, de los conceptos, de las ideas, etc.
Uno de los problemas más grandes de los estudiantes de la gnosis es la inconstancia, el abandonar los estudios, la falta de motivación. Sin embargo, todo esto se termina cuando logramos saber que es la verdad, aunque sea por unos segundos, porque ya sabemos que es no tener ego y entonces trabajamos, incansablemente, por desintegrarlo.
No existe explicación posible de tal experiencia, nuestro lenguaje no tiene esa capacidad de transmitir experiencias que no existen en el mundo físico, pero que son más reales que todo lo que podamos conocer. Se le conoce de varias maneras, tales como: éxtasis místico trascendental, Samâdhi (posesión de sí mismo), Vacío Iluminador, Prajñâ-pâramitâ (la perfección de la sabiduría), etc.
Un defecto psicológico que debe eliminarse, para poder experimentar este estado místico, es el miedo, ya que en el Vacío Iluminador se pierde la individualidad. Ahora bien, el estudiante que trabaja por alcanzarlo, en la medida que va quedando quieta la mente, se va sintiendo que es el árbol, la montaña, el viento, el gato, el río, el mundo, el sol y el átomo. Sin embargo, no va imaginando esto, se va perdiendo en todo esto, cada vez más y más, diluyéndose en el mismo universo.
Nuestros defectos psicológicos, que son miles, tiemblan de miedo, y ese sentimiento nos regresa al mundo de la dualidad, del batallar de la antítesis, del conflicto mental, es el miedo a dejar de existir de cualquier forma posible, aquí y en el más allá. En el Vacío Iluminador se pierde el sentimiento de existir y se funde la conciencia con el todo.
Es una experiencia mística trascendental que varía muchísimo, dependiendo de la profundidad que se logre, por lo que podemos deducir que existen muchos grados. Existe una experiencia a nivel astral, mental, causal, etc., pero es posible llegar a escalas insospechadas, en donde la esencia logra ingresar a regiones elevadísimas, una de ellas se llama: Nirvi-Kalpa-Samâdhi, en ella la esencia se fusiona con la misma raíz de todo el universo.
Ahora bien, una cosa es experimentar el Vacío Iluminador por unos segundos (que cualquiera de nosotros lo anhelaría vivenciar) y otra cosa muy distinta es madurarlo y desarrollarlo. De tal modo, aunque la primera es una experiencia trascendental que puede experimentarse e impactar la conciencia, es diferente auto realizar ese Vacío Iluminador.
Dos escuelas del mundo oriental vienen a ser exponentes de estas experiencias: el budismo Mahayana (Gran Vehículo) y el budismo Hinayana (Pequeño Vehículo). Una escuela preconiza el lograr la “Visión”, la cual consiste en la experiencia del Vacío Iluminador por unos instantes; por tanto, tenemos la visión clara de lo que se busca. Sin embargo, no logramos el objetivo, sólo sabemos a ciencia cierta a dónde queremos llegar.
La otra escuela se define con la palabra “Acción” y trabaja con los tres factores de la revolución de la conciencia: Nacer (crear los cuerpos solares), Morir (desintegrar los defectos psicológicos) y Sacrificio por la Humanidad (Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio). Con estos factores es posible encarnar al Real Ser permanentemente, vivir en forma continua en un estado de serenidad mental y lograr madurar completamente el Vacío Iluminador.
En la gnosis estas dos escuelas se complementan, se ayudan una a la otra, y, por tanto, es fundamental vivir sus enseñanzas. Por un lado, es magnífico lograr, a través de la meditación, experimentar el Vacío Iluminador, pues nos llena de voluntad, de entusiasmo, nos aclara qué buscamos, nos dirige en el trabajo que tenemos que realizar en los tres factores de la revolución de la conciencia, para poder encarnar a nuestro Espíritu Divino en forma permanente.
«Es posible que, en una práctica de meditación profunda, pueda la conciencia de un ser humano escaparse de entre el ego y experimentar la dicha del vacío iluminador. Es obvio que si lo consigue trabajará con gusto sobre sí mismo, trabajará con ardor, pues habrá experimentado ciertamente, en ausencia del ego, Eso que es la Verdad. Eso que no es del tiempo, que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente. [Samael Aun Weor. Para los Pocos].
La Fuerza de la contratransferencia
Cuando uno anhela desintegrar un defecto, es muy natural que aparezca una fuerza opositora, pues el ego, siendo una entidad viva, con sus propios pensamientos y sentimientos, no querrá dejar de existir. Así como el gato esconde sus uñas, pero las saca cuando las necesita, el ego actúa en forma similar.
Para desintegrar un defecto hay que descubrirlo, comprenderlo a fondo, para que la Madre Divina pueda desintegrarlo. En consecuencia, es imposible desintegrarlo si no lo conocemos, y no lo podemos comprender a fondo sin dirigirnos a nuestro mundo interior.
Ahí es donde el ego interviene utilizando una fuerza opositora que nos dificulta la introversión. Nos sentamos a meditar y resulta que, supuestamente, pasamos por cada paso y cuando terminamos ocurre que ni siquiera supimos con cuál ego, aparentemente, trabajamos. Otros sentimos desesperación, impaciencia, intranquilidad, calor, comezón, etc. Todo lo anterior, es producto del ego tratando de que no lo descubramos.
El desdichado ego no quiere morir, anhela seguir viviendo a expensas de nuestras fuerzas vitales. Los hemos alimentado por cientos y quizás miles de años, y resulta que ahora ¿lo queremos eliminar? Nos ha acompañado desde remotas épocas, algunos Yoes los creamos desde la Edad Media, otros en esta vida, pero algunos tienen siglos manifestándose en nosotros, destruyendo nuestros cuerpos, metiéndonos en problemas, siendo el origen del dolor.
Es tan astuto el ego, que llega a ponerse en contacto telepático con nuestros familiares, vecinos, amigos, etc., y cuando, precisamente, queremos meditar, los familiares llegan a visitarnos, el vecino pone su música a alto volumen, los amigos nos llaman por teléfono y mil ocurrencias más.
El ego toma videos, audios y fotos que tenemos guardados en nuestro interior, hace una selección inmejorable de ellos y en ocasiones, al momento de meditar, los hace aparecer, dificultando el que, verdaderamente, lo descubramos a él.
Otras veces sentimos hasta angustia, desesperación y miedo inexplicable, es el ego el que lo siente, porque se ve amenazado de muerte y lo ubica en nuestro corazón y mente como si fuera de nosotros.
La solución a este gran problema consiste en apelar al análisis estructural y transaccional, si estudiamos la forma de comprender un defecto, veremos que es el análisis el que debemos realizar, ya que, de esta forma, estudiamos cada una de sus partes (estructura) y las relaciones que tiene con otros defectos (transacciones).
En la medida en que avancemos en estos dos análisis, la fuerza de la contratransferencia será eliminada; de esta forma, podremos dar pasos verdaderos en el camino de la disolución del ego.
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