Libro: La Doctrina de Xochipilli
Introducción
Xochipilli, sobre su cabeza una tiara con discos de oro con un ave, diciéndonos que hay que dominar nuestra mente. Un quetzal sobre su cadera mostrándonos el control y pureza al manejar las fuerzas de la creación. [Códice Borgia]
El amor es la fuerza más poderosa que existe en todo el cosmos infinito; tiene el poder de transformar radicalmente al ser humano, es capaz de llevarlo, de ser un simple gusano del lodo del mundo a las esferas más sublimes y divinas.
En el origen de los tiempos, el amor dio existencia al universo; y, una vez creado, esta fuerza tiene la capacidad de sostenerlo firme en su marcha; por tanto, si es tal el poder que tiene, cuando el ser humano lo llega a encarnar, éste posee, en consecuencia, la potestad para transformar su vida completamente.
El amor todo lo puede, todo lo penetra, todo lo vence.
«Si todos los seres humanos viviéramos enamorados, hasta el mismo veneno de las víboras desaparecería». [Samael Aun Weor].
“Principal Flor” (Xochipilli) es la forma en que nuestros antepasados mexicanos quisieron simbolizar a esta fuerza cósmica, y su enseñanza, que se encuentra plasmada en arcaicos códices, estelas milenarias, templos de sabiduría y en las tradiciones orales que con tanto cariño nos relatan nuestros sabios ancianos venerables, nos muestra el trabajo que tenemos que realizar para que el amor pueda aflorar y manifestarse en nuestra vida.
La doctrina de Xochipilli es amar sin distinción a la humanidad, es aprender a perdonar desde el fondo de nuestro corazón, es lograr, en forma sincera dispensar los errores de los demás, es tener la capacidad de llegar a sentir lo que la pareja siente, lograr pensar lo que el otro piensa y así tener la dicha de ser los dos un solo ser.
«Amar, cuán grande es amar, sólo las grandes almas, pueden y saben amar». [Samael Aun Weor].
Las enseñanzas de Xochipilli son de gran trascendencia, y si las aplicamos correctamente, en el transcurso de la existencia, se podría conducir a los matrimonios a vivir en una luna de miel eterna. Lo anterior, nos permitiría saborear de las delicias del amor verdadero y así, de esa manera, transformarnos totalmente para bien.
El gran maestro Jesús nos ha dicho “Amaos los unos a los otros y así probareis que sois mis seguidores”. Esas enseñanzas sagradas son las que encontramos en el dios del amor, de la agricultura, de las flores y de la danza, llamado entre los grandes filósofos del antiguo México como Xochipilli.
Con valor inaudito y con el corazón en la mano, seamos osados y abramos los códices del antiguo México, para nutrirnos de este manantial de sabiduría eterna.
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