Libro: La Sabiduría de Quetzalcóatl
CAPÍTULO 7. QUETZALCÓATL Y EL DRAMA CÓSMICO
«Cuando estudiamos a Quetzalcóatl, descubrimos en él, el mismo Drama Cósmico de Jeshuá Ben Pandirá (Jesús, el Cristo). Quetzalcóatl, cargando con la cruz a cuestas, nos recuerda precisamente al mártir del calvario.»
[Samael Aun Weor. “Nuestro Señor Quetzalcóatl”]
Existe un drama muy hermoso en Quetzalcóatl que no pertenece al tiempo, un drama que hemos de vivir en nuestra existencia, en nuestro trabajo diario, en el taller o en la escuela; un drama que debe ser realizado en el sendero del hogar doméstico.
Este drama contiene la salida del Edén paradisiaco, aquí señalado como la lejana Tula. Por tanto, muestra la caída del ser humano en la degeneración y cómo puede levantarse de la tierra a través de una verdadera revolución interna.
En su obra diamantina, “La Doctrina Secreta de Anáhuac”, el Venerable Maestro Samael Aun Weor, la relata de manera magistral. Entresaquemos algunos párrafos místicos de este libro para ahondar en este drama cósmico.
«Dice la leyenda de los siglos que el señor Quetzalcóatl, en vísperas de su caída, decía: "Mis casas de ricas plumas, mis casas de caracoles, dicen que yo he de dejar."»
Quetzalcóatl [Códice Florentino]
Las tradiciones más antiguas nos hablan de una caída o emanación de lo divinal, el origen de la vida, partiendo de aquello que no tiene nombre, ni límite alguno. Se trata del descenso de las esencias, chispas virginales o mónadas, de su salida de la felicidad absoluta, de las dimensiones superiores, y su ingreso al mundo tridimensional.
Luego se nos describe la misma caída edénica, cuando en la época Lemur (tercera raza de la Tierra) comimos ese fruto que se nos dijo: “No comeréis”. Es decir, cuando utilizamos la energía sexual en forma lujuriosa. Situación que repetimos, incesantemente, en nuestros días.
La Tentación
«Lleno entonces de alegría, mandó a traer a la reina, a la estera preciosa. -Id y traed con vosotros a la reina Quetzalpetatl (la Eva de la mitología hebraica), la que es deleite de mi vida, para que juntos bebamos, bebamos hasta embriagarnos. Fueron los pajes hasta el Palacio de Tlamachuayan y de allí a la reina trajeron. -Señora reina, hija mía, nos manda el rey Quetzalcóatl que te llevemos a él, quiere que con él goces. Ella les responde: -Iré.»
Tradiciones tanto del norte, como del sur, del este y del oeste, hablan de la tentación como preámbulo a la caída o involución del ser humano, como quiera que la belleza se manifiesta en el eterno femenino, la tentación, generalmente, está simbolizada por una mujer: Eva en la mitología hebraica, Kundry en el Parsifal de Richard Wagner y, por supuesto, Quetzalpetatl que es la reina protagonista del drama de nuestro señor Quetzalcóatl. Escrito está que la tentación es fuego, pero si llegáramos a triunfar sobre ella, entonces podría venir la luz y, en consecuencia, el desarrollo de virtudes, poderes, facultades, etc.
«Cuando Quetzalpetatl llega, va a sentarse junto al rey; le dieron de beber cuatro veces y la quinta en honor de su grandeza. Y cuando estuvo embriagada comenzaron a cantar los magos y se levantó titubeante el mismo rey Quetzalcóatl y le dijo a la princesa en medio de cantos: -Esposa, gocemos bebiendo de este licor. (Se refiere al licor de la lujuria.)»
La bebida para embriagarse, en la tradición mexicana, es el pulque, es la fermentación del aguamiel, líquido que se extrae del maguey (fique, agave o cabuya). Si bien, el emborracharse es un delito grave, ya que es el origen, en la actualidad, de tantos accidentes, violencia intrafamiliar, asesinatos, robos, violaciones y demás; en realidad, no sólo se trata de mostrar crudamente este error, sino que envuelve uno más grande, que hace referencia a la embriaguez que produce la pasión sexual.
La lujuria, al igual que la embriaguez con bebidas alcohólicas, nos nubla el razonamiento, ya que no sabemos nada acerca de la familia, del decoro, del ejemplo, de las buenas costumbres y de los buenos propósitos. Por tanto, no entendemos nada, sólo se acrecienta el deseo de satisfacción.
«Como estaban embriagados nada hablaban ya en razón. (El lujurioso no entiende razones.) Ya no hizo el rey penitencia, ya no fue al baño ritual, tampoco fue a orar al templo. Al fin el sueño les rinde. Y al despertar otro día, los dos se pusieron tristes, se les oprimió el corazón. (En la mitología hebraica se dice que Adam y Eva también se pusieron muy tristes después de haber comido del fruto prohibido y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.)»
Interesante esta parte del drama, ya que toca el punto esencial que es la caída edénica, el comer del fruto prohibido. Esta falta la cometemos, incesantemente, hoy en día, sin darnos cuenta y es el origen de tantas tragedias en el mundo, no sabemos que la raíz, de tanta problemática actual, está en el mal uso de las energías creadoras.
La energía sexual es tan poderosa, que tiene el poder de la creación. Si tenemos en cuenta eso, lograremos tomar conciencia de que es la energía más poderosa del universo; a pesar de ello, la utilizamos equivocadamente, la derrochamos en la búsqueda de satisfacer nuestras pasiones. Hace 18 millones de años, en la época de la raza Lemur, comimos el fruto prohibido, pero, incesantemente, una y otra vez, bebemos el pulque de la pasión, nos embriagamos con el licor de la lujuria y el resultado es el desarrollo desmesurado del ego animal.
El verdadero arrepentimiento
Quetzalcóatl en una escena de auto sacrificio [Códice Florentino]
«Dijo entonces Quetzalcóatl: -Me he embriagado, he delinquido. Nada podrá ya quitar la mancha que he echado en mí. Entonces con sus guardianes se puso a cantar un canto. A la multitud que esperaba afuera, se le hizo esperar más. Mortificado, lloroso, lleno de pena y angustia, al ver que sus malos hechos eran conocidos ya y sin que nadie lo consolara, ante su Dios se puso a llorar.»
Son extraordinarias las enseñanzas, colocadas magistralmente, en estos diálogos esotéricos. Todos los seres humanos, que habitamos actualmente el mundo, hemos delinquido, ya que el sólo hecho de estar viviendo aquí, en un mundo tan conflictivo, tiene que tener una causa y la encontramos, indudablemente, en el haber comido del fruto que se nos dijo que no comiéramos.
Más raros son los que logran captar que si vivimos en un mundo tan lleno de odio, problemas, tragedias, contaminación, crisis, guerras, etc., es porque nosotros en el interior llevamos todas las causas, porque somos los que originamos cada problema en el mundo.
Así, Quetzalcóatl, con esas palabras, nos llama al arrepentimiento, a que reconozcamos por experiencia directa que en nosotros está el origen del mal. Esto es, realmente, muy difícil, ya que solemos culpar a los demás de nuestros problemas, bien sea a nuestros padres, al gobierno, a la pareja y hasta los hijos.
Es una tarea muy grande, ya que pocos son capaces de verse tal cual son y, además, es muy fácil caer en el auto engaño. Es por eso que pensamos de sí mismos lo mejor y eso impide que podamos cambiar. Si ya estamos bien, ¿por qué habríamos de cambiar?
Así que la tarea que propone Quetzalcóatl es descomunal, ya que es sólo para auténticos valientes. Se hace necesario dirigir nuestra atención hacia dentro, en nuestro diario vivir, en las cosas comunes de la vida, y descubrir nuestros errores psicológicos.
Ése sería el comienzo del camino, no se trata de decir: “Estoy lleno de defectos”, eso sería algo mecánico, se trata más bien de descubrirlo en el campo de los hechos, identificar nuestros errores, saber del daño que hacemos a los demás, de lo egoístas que somos, de la vanidad que manifestamos, de la lujuria que cargamos, etc.
Salida de Tula
«La huida de Quetzalcóatl, su salida misteriosa de la Tula paradisíaca, resulta ciertamente insólita, inusitada...»
Zona Arqueológica de Tula [Foto: Ismael Moreno]
La salida de Quetzalcóatl de Tula es el equivalente a la salida del Edén. Ya que, asombrosamente, Tula es, como nos describe Don Mario Roso de Luna, la isla de tule, que hace referencia a la cuarta dimensión.
El ser humano, cuando no había comido del fruto prohibido, vivía feliz en los mundos de las “Mil y Una Noche”, en los Campos Elíseos, entonces no existía el ego, no había guerras, ni hambres, ni delito alguno.
Comer del fruto prohibido, según la biblia; beber del pulque, según las tradiciones mexicanas, es el mismo error. La consecuencia de ello es salir de la cuarta dimensión, pues no puede vivir ahí gente con ego, por lo tanto: "Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado". "Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del Árbol de la Vida". (Génesis 3, 23-24)
La caída y pérdida de poderes
«Dicen que entonces quemó todas sus casas de oro y plata y de conchas rojas y todos los primores del arte tolteca. Obras de arte maravillosas, obras de arte preciosas y bellas, todo lo enterró, todo lo dejó escondido allá en lugares secretos, o dentro de las montañas o dentro de los barrancos. Riquísimo tesoro inagotable que posteriormente hubo de buscar y hallar. Riqueza esotérica escondida entre las entrañas de la tierra.»
Cuando el ser humano goza del estado paradisiaco tiene facultades maravillosas como la clarividencia, polividencia, intuición, recuerdo de sus vidas anteriores, clariaudiencia (el poder escuchar lo que existe en los mundos superiores), poder sobre los cuatro elementos de la naturaleza, etc., al igual que extraordinarios valores del Ser como la fraternidad, la comprensión, la tolerancia, el amor, etc.
Éstos son el verdadero tesoro de Quetzalcóatl, que él perdió cuando bebió del licor de la pasión. Por tanto, cuando el ser humano cae en la tentación, abusa de la energía que lo trajo a la vida, pierde todos sus poderes y todas sus facultades trascendentales.
Entre los alquimistas se le llama reducción metálica, una de las frases alquimistas para alegorizar esto es: “Disolver la piedra en día sábado”; sábado se relaciona con el planeta Saturno, y este planeta rige la muerte; la piedra es la Piedra Filosofal, el tesoro de los tesoros, disolver la piedra es la pérdida de todos los poderes.
Al salir del Edén, todos los seres humanos hemos dejado ese tesoro de Quetzalcóatl escondido en las entrañas del mundo. Ahí está en estado latente, esperando que lo rescatemos, que lo recobremos, que lo desenterremos. Es decir, en las profundidades de sí mismos.
Árbol de la Vejez
«Ante el Árbol de la Vejez, el señor vio su faz, y lleno de infinito dolor dijo: “Viejo soy.”»
Ancianos [MAX]
Una vez que se ha producido la caída, y hemos perdido todos los poderes, así como todas las virtudes, entonces empieza, al igual que Quetzalcóatl, nuestro peregrinar. Esto quiere decir, que nos encadenamos a la Rueda del Samsara, esa rueda de nacimientos y muertes, vagando de existencia en existencia, cometiendo delitos, alimentando el ego, adulterando, mintiendo, robando, etc.
Así, vamos sin rumbo, lejos de la sabiduría hermética, lejos muy lejos de la gnosis. Lamentablemente, en cada existencia, a diferencia de lo que se cree, que vamos evolucionando cada vez más, surge todo lo contrario, ya que nos sumergimos en espiras cada vez más bajas, alejándonos del Padre interior.
Por eso, Quetzalcóatl, ante el árbol de la vejez, se da cuenta que ha envejecido, que anda por rumbos desconocidos, que ha perdido el camino. De mismo modo, debemos hacer en nuestra vida profundas revaloraciones, darnos cuenta que nos es correcto el camino que transitamos, que si bien con el dinero podemos tener pan, abrigo y refugio, éste no es el fin de la vida, es tan sólo un medio.
El darse cuenta de que estamos viejos, es esa lucecita de la conciencia, por allá en las tinieblas pavorosas de nuestro universo interior, que nos llama a retomar el camino interior.
Trabajo con la Piedra
«Llegó otra vez a otro sitio y se puso a descansar, se sentó sobre una piedra y en ella apoyó las manos. Se quedó mirando a Tula y con esto se echó a llorar. Lloraba con grandes sollozos, doble hilo de gotas cual granizo escurrían. Por su semblante rodaron las gotas y con sus lágrimas la roca perforó. Las gotas de su llanto que caían la piedra misma taladraron. Las manos que en la roca había apoyado, bien impresas quedaron en la roca, cual si la roca fuera de lodo y en ella imprimiera sus manos. Igualmente, sus posaderas, en la piedra en que estaba sentado bien marcadas e impresas quedaron. Aún se miran los huecos de sus manos allá donde se llama Temacpalco.»
Personaje llorando, asociado a Quetzalcóatl, pues en su tocado lleva la fecha Uno-Caña [MAX]
En este transitar, de existencia en existencia, hemos tomado distintos caminos, pero ninguno nos ha llevado a la felicidad. Quizás nos hemos vuelto vegetarianos, practiquemos yoga o ejercitemos la filantropía. Posiblemente, además, abracemos variadas religiones, sectas, grupos místicos, etc., e, incluso, podemos ingresar a algún monasterio, desarrollando alguna virtud o algún poder, pero, en definitiva, no hemos logrado nuestra auto realización íntima.
Pero, por fin, en alguna de esas tantas existencias, se nos presenta el camino interior, ese camino está basado en la piedra, esa misma que es piedra de tropiezo y roca de escándalo, esa piedra, o Pedro, en el cual el mismo maestro Jesús dijera que en ella edificaría su iglesia.
En esa piedra subyace la electricidad trascendente sexual, que tanto puede esclavizarnos como redimirnos, esa piedra es la energía sexual. Puede usarse para desarrollar las pasiones más bestiales y animales o puede transformarnos radicalmente.
Pero, primero, hay que dejar de practicar el infrasexualismo. Se debe llorar en la roca arrepentidos, tenemos que liberarnos de la pornografía, el adulterio, las bajas pasiones animales, la lujuria y ver en la piedra (el sexo) algo sagrado, tal como lo vieran en la India milenaria, y en la misma forma en que fuera venerado en los misterios griegos de Eleusis y en los patios empedrados de México.
El encuentro del camino interior
«Dicen que el bendito, después de haber sufrido mucho, llegó a un sitio que se llama Puente de Piedra. "Agua hay en este lugar (el Ens Seminis), agua que se alza brotando, agua que se extiende y difunde."»
Una vez que se ha llorado en la piedra, es decir, que nos hemos arrepentido y alejado de la práctica del infrasexualismo, es entonces, que podemos y debemos transmutar esas fuerzas creadoras.
Es necesario saber que en la India milenaria se habla de dos cordones a través de los cuales es posible transmutar la energía creadora, les llaman: Idá y Pingalá. En la mitología los alegorizan con las dos serpientes del caduceo de Mercurio, pues se enroscan en la médula espinal. Tal símbolo está presente entre los aztecas, egipcios, incas y mayas. Ahora bien, los cordones pertenecen a la anatomía oculta, no son físicos, sino tetradimensionales.
Cuando uno imprime un shock en esa agua primordial, depositada en nuestras glándulas sexuales, entonces puede ascender, brotar, extenderse y difundirse por todo el sistema maravilloso que existe en el interior del ser humano.
«El bienaventurado volvió al camino que otrora había abandonado. Dicen que desgajó una roca e hizo un puente y por él pasó a la otra orilla. Así fue como el gran Avatara de los aztecas reanudó su camino y llegó a un sitio que se llama "Agua de Serpientes".»
Quetzalcóatl en su baño ritual [Códice Florentino]
En estas misteriosas líneas se habla, prácticamente, en el mismo lenguaje de los alquimistas como Nicolás Flamel o Raimundo Lulio. Del mismo modo, cuando se trabaja tenazmente con la piedra, cuando se aprende a amar de verdad, a cultivar los misterios del amor en el matrimonio, cuando se aprende a ver en la pareja la senda misma de la auto realización, estamos trabajando en la alquimia.
Cuando uno aprende a respetar las cosas sagradas del matrimonio y transforma su energía sexual en niveles superiores, a manera de las octavas musicales, es posible dar forma a cuerpos de tipo superior, a los cuerpos existenciales superiores del Ser, para que nuestro Padre que está en secreto pueda manifestarse.
Ataque de los Magos Negros
«Inútilmente intentan los tenebrosos hacer que el Bendito regrese al pasado pecaminoso. -De ningún modo me es ahora posible regresar -responde el señor-, debo irme. -¿Dónde irás Quetzalcóatl? -Voy -les dijo- a la Tierra del color rojo, voy a adquirir saber. Ellos le dicen: -¿Y allí qué harás? -Yo voy llamado, el Sol me llama. -Muy bien está, deja entonces la cultura tolteca.»
El Sol es el símbolo de la divinidad, que en el ser humano es el Padre que está en secreto. Ahora bien, siempre nos ha llamado a regresar a él, hemos emanado de él y nuestra verdadera misión aquí, en este mundo, es regresar a él, ser uno con él.
En estos instantes es una realidad que nos encontramos muy lejos del Padre que está en secreto, pues nos hemos manchado con los miles de defectos que hemos creado a lo largo de las existencias.
«Y el bendito arrojó al agua sus bienes materiales -las cosas ilusorias de este mundo-, sus collares de gemas que al momento se hundieron. Desde aquel tiempo se llama aquel lugar "Agua de ricos joyeles".»
Muchos pensamos que se refiere a abandonar las cosas materiales, pero, en realidad, es una tarea mucho más difícil, pues vivimos en un mundo ilusorio, donde tenemos miles de actividades vanas, que no tienen ningún sentido real, aunque les otorguemos demasiada importancia.
Descubrir tales cosas ilusorias, que aparentemente son tan importantes, es una labor que debemos iniciar. Podemos, por ejemplo, estar muy apegados a un título académico, si bien no es un crimen estudiar, lo que sí es un delito es creerse superior a los demás por tal motivo y actuar con auto importancia y auto suficiencia ante los demás, tratándolos como si existiera gente de primera y segunda clase. Por tal motivo, éstas son cosas de las que debemos liberarnos a través de la comprensión profunda.
Lo mismo sucede cuando uno llega a tener, por tal o cual motivo, mucho dinero, el prestigio de un apellido o las experiencias que nos da la vida. Como podemos observar, son muchas las ilusiones que nos mantienen encadenados al dolor.
«Avanza un punto más, llega a otro sitio que se llama “Lugar en donde duermen”. (El Orco de los clásicos, el Limbus de los cristianos, aquí y allá el sueño de la conciencia en este valle de lágrimas.)»
El estado en el que se encuentra la humanidad actual es el de un sueño profundo de la conciencia. Vivimos en un estado de coma, como si fuéramos zombis, soñamos en el futuro y en el pasado. Si somos soldados, nuestro sueño es ganar grados y grados para ser, algún día, un general. Si tenemos hijos, soñamos que algún día serán gente importante, con mucho dinero y exitosos.
Vamos por las calles de la ciudad sumergidos en un sueño profundo, pensando en los problemas del trabajo, del estudio o de la casa. No somos conscientes de que vamos manejando o caminando, estamos en un estado de hipnotismo. En ese estado nos encontramos vida tras vida, sin cambiar…
«Allí sale a su encuentro un adepto de la mano izquierda y le dice: -¿Adónde vas? El Bendito contestó: -Voy a la tierra del color rojo, voy a adquirir Sabiduría. -Muy bien, bebe este vino del olvido, yo he venido a traerlo para ti. -No, no puedo, ni siquiera puedo un poco gustar. -De fuerza habrás de beber. Tampoco yo puedo dejarte pasar ni permito que sigas tu camino sin que bebas. Yo tengo que hacerte beber y aún embriagarte. ¡Bebe pues! Entonces Quetzalcóatl con una caña -pues era un Bodhisattva caído- bebió vino.»
Ofreciendo a Quetzalcóatl una bebida embriagante [Códice Florentino]
Uno piensa que los ataques de magia negra son como encajar agujas en un muñeco o cosas por el estilo, hasta nos imaginamos a un ser oscuro, tenebroso; si es mujer, casi que la vemos con un caldero sobre un fuego, con un sombrero negro y echando ancas de rana y polvos de panteón. Mas la magia negra está mucho más cerca de lo que imaginamos, de hecho, se mezcla en muchas de las actividades cotidianas.
Magia negra existe cuando vamos a un bar, cabaret o centro nocturno y nos dejamos seducir por las miradas hechiceras de personas que asisten a estos centros, conduciéndonos, de esta manera, a realizar conductas equivocadas de tipo sexual.
Magia negra hay en muchos aspectos de la cultura actual, que vemos con buenos ojos, cuando son totalmente tenebrosos, pero a fuerza de tanta publicidad en los medios de comunicación, es que se nos hacen tan normales. Por ejemplo, eso de lanzar una bomba atómica a un pueblo indefenso, donde hay miles de niños inocentes, mujeres y ancianos, es un verdadero acto de magia negra, con el buen visto de todos.
Magia negra existe cuando coaccionamos la voluntad del prójimo y, aún con muy buenas intenciones, impedimos que sean libres, imponiendo nuestra voluntad, creyendo que hacemos el bien. Son miles de formas que, actualmente, nos llevan al abismo de la magia negra y esto, desde luego, nos conduce al sueño de la conciencia.
«Y una vez que hubo bebido, cayó rendido del camino, comenzó a roncar en su sueño (durante muchas reencarnaciones, pasando por indecibles amarguras) y su ronquido se oía resonar desde muy lejos, cuando al fin (despertó conciencia nuevamente) miraba a un lado y a otro, se miraba a sí mismo y se alisaba el cabello. De esta razón el nombre de aquel sitio: Lugar en donde duermen.»
Quetzalcóatl dormido por embriagarse [Códice Florentino]
En las diferentes existencias, a veces, hemos encontrado el camino, pero nos hace falta voluntad para seguirlo y, en muchas ocasiones, volvemos a sumergirnos en el sueño profundo de la conciencia.
Pero estamos ante un momento importantísimo de la existencia; así como Quetzalcóatl despertó del sueño, nosotros, de igual manera, tenemos la oportunidad de emanciparnos también. Por tanto, debemos lanzarnos al campo de batalla de la vida y despertar conciencia, dejar el estado de sonámbulo en que nos encontramos.
Trabajo con la muerte del Yo
«De nuevo emprendió el viaje, llegó a la cima que está entre el Monte Humeante que simboliza al Lingam y a la Mujer Blanca que simboliza al Yoni- y allí, sobre él y sobre sus acompañantes que consigo llevaba, sus bufones, sus tullidos -sus agregados psíquicos o elementos inhumanos-, cayó la nieve y todos congelados se quedaron muertos.»
Uno de los trabajos indispensables, en el camino interior, es descubrir, estudiar y dar muerte a los distintos defectos psicológicos. Para ello, es indispensable conocer y practicar toda una serie de enseñanzas gnósticas, como es la auto observación psicológica (para descubrir y estudiar el ego), la meditación en la muerte del yo (para comprender a fondo sus mecanismos), la transformación de impresiones (para no alimentar más el ego), etc., impartidas sabiamente por el maestro Samael Aun Weor en sus libros: Psicología Revolucionaria, La Gran Rebelión y Revolución de la Dialéctica.
Estas técnicas son formidables, muy necesarias y efectivas, pero deben ser complementadas con la sabia canalización de nuestras energías sexuales para poder destruir radicalmente cualquier defecto psicológico. El maestro Samael Aun Weor detalla todo este proceso en su libro de Misterio del Áureo Florecer, pero Quetzalcóatl nos lo enseña en esta parte de su drama.
Dos volcanes se encuentran en el Valle de México como guardianes milenarios, uno de ellos se le llama “La Mujer Dormida” (Iztaccíhuatl), emblema indiscutible de la fuerza maravillosa que existe en la mujer; el otro volcán es el “Cerro que Humea” (Popocatépetl), representación de la fuerza extraordinaria que tiene el varón.
“La Mujer Dormida” (Iztaccíhuatl), “Cerro que Humea” (Popocatépetl), [Códice Zouche-Nuttall]
Los tullidos y los bufones son los miles de defectos psicológicos, nuestros acompañantes milenarios que vida tras vida alimentamos. Son el conjunto de defectos psicológicos como el orgullo, la pereza, la gula, la envidia, la vanidad, la auto importancia, el engreimiento, los miedos, las pasiones animales, la codicia, la lujuria, etc.
Cuando, a través de la auto observación psicológica, la transformación de impresiones y la meditación profunda, comprendemos totalmente un defecto, podremos, entonces, dirigir el fuego sagrado, que se produce cuando el hombre y la mujer se unen, para desintegrarlo radicalmente. Cada defecto eliminado es una virtud obtenida, un poder, un don.
«Largamente lloró y de su pecho lanzaba hondos suspiros.»
El trabajo en la magia del amor debe ser un trabajo intenso y constante, combinado con las emociones puras y la más alta espiritualidad. Parece extraño que se hable de unir el anhelo espiritual con las fuerzas que nos trajeron al tapete de la existencia, pero así lo vemos ilustrado tanto en la India, como entre los mayas.
Vemos, entre las más antiguas culturas, templos dedicados a la mujer y al amor; lo anterior, es lo que nos hace reflexionar acerca de esta parte del drama de Quetzalcóatl. Es importante que dejemos de ver las cosas que son sagradas con morbosidad, para verlas como deben ser. Es obvio que si la divinidad nos creó a través de la sexualidad, ésta debe ser sagrada.
Las Tres Montañas
«Fijó la vista en la Montaña Matizada -la Montaña de la Resurrección- y a ella se encaminó. Por todas partes iba haciendo prodigios y dejando señales maravillosas de su paso. (Como otrora los hiciera el gran Kabir Jesús en la Tierra Santa.)»
El trabajo que se habrá de realizar está simbolizado en tres montañas: la de la iniciación, la de la resurrección y la de la ascensión, que no es otra cosa que el trabajo representado en el drama de Jesucristo.
Todo el trabajo que se representa con la muerte de sus tullidos y sus bufones (la muerte de los egos), así como la construcción del puente de piedra (la creación de los cuerpos solares), marca la primera montaña realizada.
Por eso, cuando se dice que fijó su vista en la montaña matizada, nos habla de continuar con trabajos superiores, trascendentales, como diciendo: “El trabajo es muy largo, no te sientas un ser superior, pon los pies en la tierra y comienza a trabajar en ti mismo”.
«Al llegar a la playa, hizo una armazón de serpientes -pues había logrado el desarrollo completo de los siete grados de poder del fuego- y una vez formada -completa- se sentó sobre ella y se sirvió de ella como de un barco.»
Serpiente Emplumada (MNA)
Son siete fuegos sagrados los que se deben desarrollar, el iniciado que logra el despertar de esos siete fuegos, logra la misma hazaña de Quetzalcóatl, ya que forma ese armazón de serpientes, para ir al mar, o caos micro cósmico, de las aguas creadoras del primer instante, que nos relatan los génesis de todo el mundo.
El gran maestro Buda nos representa este mismo proceso, cuando estando bajo el árbol del Bodhi, buscando la iluminación, meditaba, incesantemente, durante muchos días, pero acaeció una terrible tormenta que amenazaba ahogarlo y, entonces, de las raíces del árbol, surgió el rey de las serpientes, quien se enroscó, protegiendo al Buda, para salvarlo.
La Madre Divina, la cual cada ser humano tiene la suya propia, es la única capaz de desintegrar los elementos psicológicos indeseables que llevamos dentro. Ella sólo puede desintegrarlos cuando los hemos comprendido debidamente. Pero su máximo poder se encuentra cuando uno aprende a manejar esas aguas de la vida.
Tierra de Color Rojo
«El bendito señor Quetzalcóatl se fue alejando, se deslizó en las aguas -espermáticas del primer instante- y nadie sabe cómo llegó al lugar del color rojo.»
Así como Quetzalcóatl encamina su rumbo, a la tierra de color rojo, para adquirir saber, del mismo modo, nos toca a nosotros imitarlo. En el drama cósmico del maestro Jesús se puede encontrar el mismo mensaje; tres reyes magos van a adorarlo, se refiere a los primeros tres colores de la alquimia medieval: el negro, el blanco y el amarillo; el cuarto color es el púrpura o rojo con el cual es enterrado.
Son los mismos colores del maíz azteca y los similares cuatro colores de los caminos en el Popol Vuh. La alquimia los simboliza con el cuervo negro, la paloma blanca, el águila amarilla y el faisán rojo.
Quienes comienzan el trabajo, realmente, están trabajando con el color negro, pues estamos llenos de pasiones animales bestiales. Si se logra erradicar de nuestra naturaleza los distintos elementos psicológicos indeseables se va ganando la paloma blanca. Más tarde, si se persevera en una purificación constante, se lograría ganarse el águila amarilla. Por último, podría coronarse con el color rojo.
Dirigirse a la tierra de color rojo es, entonces, encaminarse de regreso a nuestro origen, reintegrarse con la divinidad. Hacerse uno con su real Ser, convertirse en la estrella de la mañana, tal como lo hiciera Quetzalcóatl.
«Dicen que entonces se vio en las aguas como en un espejo (el espejo de la alquimia). Su rostro era hermoso otra vez (regresó al paraíso perdido). Se atavió con los más bellos ropajes y habiendo encendido una hoguera, en ella se arrojó (el fuego sexual acabó totalmente con su Yo psicológico no quedando ni sus cenizas). Y las aves de ricos plumajes (las aves del espíritu) vinieron a ver cómo ardía: el pechirrojo, el ave de color de turquesa, el ave tornasol, el ave roja y azul, la de amarillo dorado y mil aves preciosas más.»
Quetzalcóatl. [Códice Borgia]
Quetzalcóatl tiene que descender al abismo, por los huesos de sus antepasados, pues no existe subida, si primero no existe una bajada, hay que humillarse para poder trascender, esa es la ley.
«Cuando la hoguera cesó de arder (consumada la Gran Obra), se alzó su corazón y hasta los cielos llegó. Allí se mudó en estrella, y esa estrella es el Lucero del alba y del crepúsculo. Antes había bajado al reino de los muertos y tras siete días de estar allí, subió mudado en astro.»
Siempre se ha asociado a Venus con Quetzalcóatl, son una sola cosa, pues Venus representa el amor. El lucero del alba y del crepúsculo es el significado de ser uno con la fuerza maravillosa del amor, de haber finalizado el trabajo de la auto realización.
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Nota: Para estudiar el drama de Quetzalcóatl con una explicación a nivel de estudiantes gnósticos avanzados, favor de leer el libro: La Doctrina Secreta de Anáhuac. Capítulo 9 “La Cruz de San Andrés”
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