Libro: La Doctrina de Xochipilli
Capítulo 7
El Culto a Xochipilli
Interesante es que, a pesar de los siglos, el maestro Xochipilli es más real y vigente que miles de cosas que nosotros consideramos como verdaderas. Está aquí con nosotros tratando de ayudarnos, curarnos, consolarnos e iluminarnos.
Es un precioso ángel, un ser divino que está más allá del bien y del mal. Se le invocó en el pasado, pero, aunque seamos muy modernos y nos hayamos olvidado de la sabiduría ancestral, él sigue asistiendo, al que lo sabe invocar, con el alma y el corazón. Vale la pena que recuperemos esa costumbre milenaria perdida por el polvo de los siglos.
La oración consciente obra milagros cuando ésta es respaldada con acciones concretas por el bien de la humanidad más el trabajo diario por purificarse cada día. El maestro Xochipilli es equiparable al ángel Uriel del cristianismo que es un ser lleno de sabiduría y poder.
Xochipilli y la fuerza de los niños
Glifo representando un Calmécac. [Códice Mendoza].
El culto a Xochipilli es un arte y una ciencia que debemos reivindicar. Por otra parte, tenemos la oportunidad de rescatar, en forma práctica, las enseñanzas ancestrales que, oportunamente, el maestro Samael Aun Weor nos entregó en su libro: Magia Crística Azteca.
«En los Calmécac -"calli": casa; "mecatl": cuerda, lazo, corredor largo y estrecho en las habitaciones interiores de un edificio- tenía lugar una ceremonia ofrecida a Xochipilli».
Los Calmécac eran las escuelas en donde se preparaban los altos dignatarios, los guerreros y los sacerdotes. En esas academias esotéricas se practicaban ceremoniales al maestro Xochipilli. Ahora bien, hablamos de que eran academias esotéricas, puesto que un verdadero guerrero no trata de luchar contra otras personas, sino que combate contra el enemigo más terrible: su propio ego.
«Once niños, todos hijos de nobles, ejecutaban cantos y danzas en círculo en las cuales daban tres pasos hacia adelante y tres pasos hacia atrás, seis veces, al mismo tiempo que agitaban graciosamente sus manos».
En una de esas ceremonias mágicas se reunían once niños, indicándonos, de forma precisa, que nuestra mente debe hacerse como la de un niño, es decir, debemos acabar con las intrigas, malos pensamientos, lascivias, violencias, prejuicios y preconceptos.
Al decir hijos de nobles no se refiere a gente adinerada o con cierta jerarquía social. Lo anterior, está bien definido por Buda cuando dice: “Haz una isla de ti mismo. Esfuérzate enseguida; conviértete en sabio. Purificado de contaminaciones y sin pasiones, penetrarás en el celestial estado de los Nobles”. Por tanto, podemos darnos cuenta que habla de un estado interior y no exterior.
«Un niño, arrodillado frente al fuego que ardía en el altar, oraba silenciosamente por el pan de cada día y otro niño permanecía parado en la entrada del templo haciendo guardia. Esta ceremonia duraba tanto como las danzas infantiles y debía celebrarse en la primera noche que apareciera en el cielo la fina hoz plateada de la Luna nueva».
Todo el ceremonial es una verdadera cátedra para nuestra conciencia. El niño orando simboliza que hay que desarrollar la fe consciente y el niño haciendo guardia representa el respeto que debemos tener por las cosas sagradas. La veneración y el respeto nos abren las puertas a las dimensiones superiores de la naturaleza.
Corte longitudinal de un caracol marino (símbolo del planeta Venus), elemento decorativo en los techos de los Calmécac. [Museo del Templo Mayor].
«El director del Calmécac de pie entre el niño que oraba y los danzantes, dando frente al altar, con el rostro impasible como el de Xochipilli, recogía las vibraciones de la oración infantil, las de los cantos, las de las danzas, y levantando sus manos oscuras hacia el cielo, que ahora antojábase una flor, pronunciaba quedamente la mística e inefable palabra que designa, define y crea, y que los niños pronunciaban en coro: Danter-Ilomber-Bir. ("Si no os hiciereis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos". Mateo 18,2-4). Pero no glotones, díscolos y groseros como algunos niños, sino como aquellos humildes y confiados en sus padres que les dan todo lo que han de menester».
La oración infantil tiene grandes poderes para atraer cosas beneficiosas a la humanidad, pero debemos hacerla con verdadera consciencia y concentrados, perfectamente, en lo que estamos haciendo. Al mismo tiempo, nos enseña acerca de recobrar la inocencia perdida, de ser menos complicados, de ser más sencillos en todo lo que realizamos.
«Sabiduría es amor. Xochipilli mora en el mundo del amor, de la música, de la belleza. Su rostro sonrosado como la aurora y sus rubios cabellos le dan una presencia infantil, inefable, sublime. El arte es la expresión positiva de la mente. El intelecto es la expresión negativa de la mente. Todos los adeptos han cultivado las bellas artes».
La música clásica compuesta, magistralmente, por Beethoven, Mozart y Wagner, las esculturas hechas por los mayas, Praxíteles o Miguel Ángel, las pinturas de Leonardo Da Vinci, etc., dejan grandes enseñanzas, en nuestro centro emocional, que el razonamiento nunca nos podrá entregar.
Es importante que dentro de la enseñanza que tengamos, le demos su lugar al arte trascendente, ya que éste lleva conocimientos a las partes más profundas de nuestra propia naturaleza. Por tanto, el conocimiento debe abarcar el intelecto, las emociones y la parte motora.
«Los viernes, de 10 p.m. a 2 a.m., se puede invocar a Xochipilli. Él hace girar a favor de quienes se lo piden y lo merecen la Rueda de la Retribución. Pero él cobra todo servicio, él no puede violar la ley».
Cualquier momento es bueno para que pidamos ayuda. Ahora bien, cuando lo hacemos, desde lo profundo de nuestro corazón y con mucha fe, siempre obtendremos una respuesta. Desde luego, hay momentos propicios para todo, y los viernes de las 10 de la noche a las 2 de la mañana es un horario especial para que llamemos al maestro Xochipilli. Este tipo de llamados debemos hacerlos con el cuerpo y la mente relajados, en un estado de atención consciente, existiendo en el aquí y en el ahora.
Guerrero jaguar. [Museo Nacional de Antropología].
«En el interior del templo del Sol, los Caballeros Ocelotl y los Caballeros Cuauhtli, ataviados con yelmos en forma de cabezas de tigre y águila, todos con penachos de plumas de quetzal en la nuca, símbolo de la lucha que en la tierra tenían que sostener contra el mal; llevando en una de sus manos un ramos de rosas y en la otra la macana forrada con piel de tigre y plumas de águila, símbolo de poder; en sus muñecas brazaletes y en sus pantorrillas canilleras, celebraban otra ceremonia el primer jueves de Luna nueva».
Otra ceremonia, dedicada al maestro Xochipilli, se llevaba a cabo en el interior del templo del Sol, pero ésta era realizada por los guerreros jaguar y guerreros águila, verdaderos estudiantes gnósticos que, día a día, luchan contra las fuerzas tenebrosas que se encuentran en nosotros mismos.
Indicándonos que todo aquel sincero que luche, en contra de sus defectos psicológicos, es un perfecto candidato para llamar a esta clase de maestros. Lo anterior, ya que reconocen su miseria interior y demuestran que anhelan cambiar.
«En ella había danzas y cantos rituales, y uno de los Tlamatinime (espejo horadado en sí mismo, órgano de contemplación, visión concentrada del mundo de las cosas) cerraba la ceremonia con la siguiente oración: "Señor por quien vivimos, dueño del cerca y del lejos, con alegría te damos gracias por Nuestro Señor Quetzalcóatl, quien con el sacrificio de su sangre y la penitencia hizo que entrara en nosotros tu vida. Haznos fuertes como él, haznos alegres como él, haznos justo como él". -Así sea- decían todos en coro».
Hermosa oración que cerraba las ceremonias antiguas. Ahora bien, nosotros también la podemos usar para cerrar alguna práctica esotérica, realizar alguna ayuda a la humanidad o para alguna disciplina o austeridad como las que se hacían en el pasado, ya que esta plegaria está llena de conocimientos preciosos.
La chispa inmortal, de la cual venimos, es nuestro Real Ser Interior profundo, nuestro Padre que está en secreto y cada uno de nosotros tiene el suyo propio; además, es llamado: “Aquél por quien vivimos” (Ipalnemohuani). Así que en esta oración nos dirigimos a él, quien, indudablemente, está en todo lo existente, en todo lo creado, por eso es dueño del cerca y del lejos.
Quetzalcóatl es el cristo mexicano que representa la fuerza maravillosa del amor que todo lo sustenta. Ahora bien, las tradiciones milenarias afirman que hizo un auto sacrificio, que se punzó su órgano creador (símbolo de que hay que eliminar la pasión animal, no se refiere a algo físico) y de la sangre emanada, y con los huesos de los antepasados hechos polvo (eliminación de nuestros defectos psicológicos) creó al ser humano actual. Por lo que el sacrificio de su sangre y la penitencia aquí explicada, es la manera como se puede dar forma al ser humano verdadero.
Entonces convocamos a la sabiduría representada en “Aquél por quien vivimos” (Ipalnemohuani) y a la fuerza del amor (Quetzalcóatl), para que juntos logren el milagro de nuestra redención. Por tanto, debemos hacernos fuertes como el amor lo es, lograr el propósito de manifestar la alegría de nuestra alma y que la ley divina sea nuestra guía en lo que realicemos.
Xochipilli y la ley del Karma
Lobo emplumado símbolo de la ley del Karma. [Museo Nacional de Antropología].
Existe una ley que mantiene en equilibrio al universo y se le conoce en el oriente con el nombre de karma; este término significa: ley de causa y efecto. Ahora bien, el maestro Jesús se refiere a esta ley en la enseñanza de la siguiente parábola: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mateo 7:2).
Todo lo que hacemos tarde o temprano lo tendremos que pagar, y con mayor razón aquellas acciones dañinas que hemos cometido. Por otra parte, todo lo bueno que hagamos, también será recompensado. Nada queda sin ser equilibrado. Entonces el mejor de los negocios es que realicemos buenas obras, ya que, de esta manera, pagamos las deudas que debemos, de ésta o de pasadas existencias.
El maestro Xochipilli puede auxiliarnos en diferentes aspectos de nuestra vida, pero los maestros no actúan fuera de la ley divina. La ley del karma está sobre toda petición siempre.
«Xochipilli, el dios azteca, hace siempre sus negocios con el número cabalístico 10. Esta es la Rueda de la Fortuna, la rueda de las reencarnaciones y del Karma, la rueda terrible de la retribución. Quien quiera invocar a este maestro debe lavarse primero las manos con agua pura». [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor].
Al decir que primero debemos lavarnos las manos, no es algo literal, se refiere a que primero debemos tratar de conducirnos en nuestra vida rectamente. Hacer lo posible por ganarnos la vida de una manera honesta, de no estafar a la gente, de no mentir.
Estos maestros lo que piden es que trabajemos sobre nuestros defectos tratando de eliminarlos y que ayudemos a los demás desinteresadamente.
«Xochipilli puede hacer girar la rueda de la retribución a tu favor». [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor].
No se puede solicitar cosas deshonestas, ya que estos maestros son seres divinos, pero si podemos solicitar iluminación, salud, protección, etc. Cuando estemos agobiados por las consecuencias kármicas de lo que en el pasado hemos hecho negativamente, el maestro puede intervenir, haciendo girar la rueda de la retribución a nuestro favor, a cambio de que hagamos muchas buenas obras a la humanidad.
Runa Hagal
Runa Hagal.
Es posible ponernos en contacto con los maestros-ángeles de la naturaleza, como “Flor Principal (Xochipilli) o “Flor Preciosa” (Xochiquétzal), utilizando un poco la gran gramática cósmica.
Las runas nórdicas tienen en realidad un origen remoto y tienen un gran conocimiento trascendental. La runa “Fa” se relaciona con el fuego sagrado que debemos despertar; la runa “Is” está relacionada con los misterios de la Madre Divina; la runa “Not”, con la ley de causa y efecto; y la runa “Hagal”, con las fuerzas elementales de la naturaleza.
Son caracteres muy antiguos que tienen el poder de ponernos en contacto con la enseñanza que representan. Por tanto, si trazamos la runa Hagal en un papel y meditamos profundamente en uno de estos maestros ángeles para pedirles ayuda con los elementales de la naturaleza, podremos solicitarles que protejan nuestro hogar o que nos brinden alegría, luz, sabiduría, bondad, comprensión y amor.
«A través de la meditación podéis entrar en contacto con los dioses de los elementos. Trazad la Runa Hagal sobre un papel en blanco y concentrad luego la mente en cualquier de los cuatro dioses principales de los elementos. Llamadlos en vuestro socorro cuando sea necesario. Comentario final. ¿Cómo poder olvidar a Xochipilli el dios de la alegría, la música, la danza y las flores, entre los aztecas?» [Curso Esotérico de Magia Rúnica. Samael Aun Weor].
Práctica: Invocación a Xochipilli
El venado con los signos de los días, su rostro lleva la pintura de Xochipilli, obsérvese la flor blanca pintada en la boca, mostrándonos que de nuestro verbo sólo deben salir cosas hermosas. [Códice Borgia]
Entre el viernes (después de las 10 de la noche) y el sábado (antes de las 2 de la mañana) podemos llamar al maestro Xochipilli relajando completamente nuestro cuerpo y nuestra mente, concentrándonos profundamente en el maestro y llamándolo con todas las fuerzas de nuestra alma y corazón.
Podemos prepararnos para tal invocación dedicando, por ejemplo, un mes o más de meditaciones diarias en la comprensión y muerte de nuestros defectos psicológicos. Por otra parte, como una verdadera ofrenda, de entre las tradiciones milenarias, podremos extraer algunas recomendaciones para su invocación como se solía realizar en la fiesta que se celebraba en su honor llamada: “La fiesta de las flores” (Xochilhuitl), que sabiamente nos describe el maestro Samael Aun Weor en su libro: Magia Crística Azteca.
«La vulgo religión nahua celebraba la fiesta a Xochilhuitl en la cual, durante los cuatro días que la precedían, era obligatorio comer solamente panes de maíz sin sal una vez al día y dormir separados de sus mujeres los casados».
Incuestionablemente, se nos sugiere que haya entusiasmo místico, que con varios días previos al evento nos preparemos como si fuera una fiesta, pero de tipo espiritual, que durante unos días no seamos tan glotones, que no despilfarremos nuestras energías creadoras, que hagamos de este evento algo muy especial.
«Al quinto día, públicamente se ofrecían a Xochipilli danzas y cantos acompañados de Teoamoxtli y tambores, ovación de flores recién cortadas y panes con miel de abejas en los cuales se ponía una mariposa de obsidiana, símbolo del alma del creyente».
No está demás afirmar que los maestros actúan siempre de acuerdo con la ley, nunca cumplen peticiones egoístas o caprichosas, cada petición realizada por nosotros es pesada en una balanza; de un lado colocan nuestra petición y del otro, las buenas obras que hemos hecho, desinteresadamente, por los demás. Si se inclina a nuestro favor, el maestro Xochipilli puede entonces ayudarnos, pero si no se inclina, habremos de aceptar el veredicto solemne de la ley.
El día de la invocación debemos rodearnos de la música de los grandes maestros como Beethoven, Mozart, Wagner. Además, debemos rebosar de alegría, que esté todo rodeado de flores recién cortadas, limpieza, meditación y mantrams sagrados. Desde luego, debemos alimentarnos ese día con panes con miel de abejas. Por último, podríamos conseguir mariposas de obsidiana para representar nuestra alma.
Es muy recomendable que realicemos una lectura consciente de las “Escrituras Sagradas” (Teoamoxtli), ya que éstas son de gran ayuda para nuestra esencia y contienen el camino interior descrito.
"Flores y cantos son lo más elevado que hay en la Tierra para penetrar en los ámbitos de la verdad". [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor].
Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace:
“Flor principal” Xochipilli. [Museo Nacional de Antropología]
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