Libro: La Doctrina de Xochipilli
Capítulo 4
Xochipilli dios de la Música
El que Xochipilli sea, entre nuestros antepasados mexicanos, el dios de la música, la danza, la poesía y el canto, nos da un conocimiento superior a seguir, ya que el sonido tiene un gran poder y es el origen de la misma vida. Los ángeles crearon el universo con el poder de la palabra.
Leemos en el evangelio de San Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios”. Ahora bien, en el Popol Vuh de los mayas encontramos algo muy similar, ya que nos relata que los dioses se reunieron para crear el mundo y, puestos de acuerdo, se prepararon para darle forma. Luego este libro sagrado afirma: “Entonces vino la Palabra”.
Caracol, si bien es símbolo de las existencias, también lo es del poder del verbo, pues era utilizado para producir sonidos muy solemnes. [Museo del Templo Mayor]
Es por ello que debemos tener cuidado cuando hacemos uso de la palabra, ya que, de esa forma, lograremos cultivar la armonía y la perfección en todo lo que decimos. Ahora bien, es tan grande su potestad, que el universo entero se sostiene a través del poder del sonido.
La música clásica está llena de enseñanzas místicas extraordinarias, pero es indispensable que aprendemos a oírla con infinita devoción. El conocimiento que contiene no va a la mente, sino al centro emocional. Por tanto, ésta es otra forma de aprendizaje.
«La música viene de los mundos superiores. La música tiene el poder de despertar la conciencia en los mundos superiores. La música es el verbo de Dios. Es mejor cultivar el arte de la música, que perder el tiempo en el batallar de los razonamientos. La música es la palabra de Dios. La verdadera música es la música clásica». [Samael Aun Weor].
La enseñanza del maestro Xochipilli es posible encontrarla en las obras de los grandes maestros de la música clásica. En ellas se nos entregan grandes enseñanzas magistrales acerca del amor en todas sus manifestaciones, así lo podemos encontrar en:
Fantasía para piano, coro y orquesta Op.80. Beethoven
Jaguar y águila con el glifo de la palabra. [Museo Nacional de Antropología]
Beethoven fue un gran maestro iluminado que nos dejó, a través de su música, conocimientos muy importantes. La cualidad de su música consiste en que va directamente al centro emocional superior. Fue un gran iniciado y, actualmente, es un guardián de un templo en el mundo de las causas naturales, precisamente, en el mundo de la música.
Es por ello que esta pieza maravillosa, además de brindar sonidos deliciosos, nos entrega un texto lleno de conocimientos de carácter superior.
«Galante, bello y precioso es el sonido de la armonía en nuestra vida, y el sentido de la belleza genera flores que florecerán eternamente».
Nos habla de lo sagrado que es el verbo y, además, nos enseña que si aprendemos a utilizarlo con armonía, es decir, no maldiciendo, no mintiendo, no levantando falsos, no hablando palabras obscenas, bendiciendo a la gente, brindando palabras de consuelo, orientando, enseñando al que no sabe, esto nos traerá belleza espiritual y generará las flores de las virtudes que no se marchitarán, sino que florecerán eternamente.
«Paz y alegría flotan amablemente como el movimiento de las olas, que se precipitan brutales y fogosas como transformadas con gran excitación».
La paz es una emanación de aquello que no tiene nombre y fluye en nosotros cuando es eliminado el ego, pero podemos experimentarla en meditación, cuando logramos dejar la mente en silencio. Ahora bien, no está divorciado de la alegría del alma, de ese sentimiento que debe empapar cada una de nuestras actividades cotidianas.
Parecerían estas virtudes como debilidades, pero, en realidad, son poderosas fuerzas que pueden permitirnos trascender los más grandes obstáculos.
«Cuando el sonido mágico predomina y las palabras producen devoción, las maravillas deben tomar forma, la noche y la tempestad cambian a luz».
Sorprendentemente, además, nos habla de los mantram sagrados o sonidos mágicos. Ahora bien, cuando aprendamos a usarlos, lograremos, en consecuencia, avances extraordinarios como salir en cuerpo astral conscientemente, desarrollar los centros magnéticos o chakras, curarnos de enfermedades y muchas cosas más.
Inclusive, de forma más profunda, nos indica la necesidad de aprender a orar científicamente y lograr que las palabras produzcan devoción. Nos habla aquí de la grandeza de la creación, porque el sonido crea y da forma a la naturaleza entera, entonces la noche y la tempestad (el caos primordial) puede ser fecundado por el verbo de los seres divinales y así surge la luz y, en consecuencia, se crea todo lo existente. Por otro lado, también nos comenta acerca de acabar con las tinieblas de la ignorancia, el fanatismo y el error, desde luego, ayudados con la luz de la sabiduría gnóstica inmortal.
«Sin inquietudes, en la cúspide, son felices los gobernantes humanos».
Cuando eliminamos las emociones negativas (ira, envidia, celos, ansiedades, etc.), permitimos que los regentes de la naturaleza, las inteligencias divinas, se manifiesten plenamente en nuestras actividades humanas.
«Pero el sol primaveral nos da su luz desde el nacimiento».
El espíritu divino, representado por el sol de primavera, nos ha otorgado su luz-sabiduría desde la aurora de la creación, pero hemos sido nosotros los que nos hemos alejado de él. Cuando empezamos a decir la verdad, nos acercamos de nuevo y él nos ilumina en todos los aspectos de nuestra vida.
«Fuertemente inculcada en el corazón, se precipita de nuevo la belleza».
Debemos trabajar, incesantemente, para que la belleza del espíritu se inculque fuertemente en nuestro corazón. Esto es un claro llamado para realizar el trabajo de desintegración de los miles de defectos psicológicos que tenemos. Por tanto, éste es el único camino que conduce a la manifestación de la belleza espiritual de la cual, obviamente, se refiere esta melodía.
«Cuando el espíritu late con fuerza, un coro de espíritus resuena eternamente».
Bellísima afirmación que nos señala en esta parte. Cuando una persona hace algo por la humanidad en forma sincera y se entrega en forma completa y de corazón a esa obra, hay que tener por seguro que un coro de seres superiores respaldará esa enmienda.
«Así pues, amados espíritus, aceptad alegres el don de la belleza».
Adicionalmente, nos comenta que debemos trabajar alegres por la humanidad y por el auto conocimiento, que es el que nos lleva a conseguir esa belleza espiritual. No debemos hacer el trabajo por obligación, sino con entusiasmo espiritual y fe consciente.
«Cuando el amor y la fuerza fueron unidos, el regalo al hombre fue la gracia divina».
Al final, de esta obra maravillosa, nos repite, incesantemente, como para que se vaya a lo profundo de nuestra conciencia, que cuando el amor se une a la fuerza, como regalo aparece la gracia divina.
Y es que el amor no está divorciado de la fuerza, sino que se complementan. El maestro Jesús nos muestra que hay que actuar con mucha severidad cuando es necesario hacerlo y esto lo vemos cuando con un látigo (el de la voluntad) saca a los mercaderes del templo (nuestros defectos psicológicos).
Vosotras que sabéis lo que es el amor
Representación en piedra de un tambor (teponaztli). [Museo Nacional de Antropología]
Aria “Voi Che Sapete” Ópera las Bodas de Fígaro. Mozart
«Voi che sapete che cosa è amor, (Vosotras que sabéis lo que es el amor,) donne, vedete s’io l’ho nel cor. (decidme, mujeres si es lo que siento en mi corazón)».
En esta obra magistral del iniciado Mozart encontramos grandes enseñanzas gnósticas.
Entrelazado con la temática de la ópera “Las Bodas de Fígaro”, se dirige al aspecto femenino de la creación: La mujer, quien es, precisamente, la representación del amor en la tierra. Dios como padre es sabiduría, dios como madre es amor, nos dice el maestro Samael Aun Weor.
Es por ello que, si queremos saber de ese aspecto, es a la mujer a quien debemos dirigirnos para aprender de estos grandes misterios. La mujer es la manifestación de dios madre en la tierra y, como consecuencia, de esa fuerza extraordinaria del amor.
«Quello ch’io provo vi ridirò, (Os diré lo que siento,) è per me nuovo, capir nol so. (para mí es nuevo y no lo puedo entender.) Sento un affetto pien di desir, (Siento un afecto lleno de deseo,) ch’ora è diletto, ch’ora è martir. (que tan pronto es placer como un martirio.) Gelo e poi sento l’alma avvampar, (Me hielo y luego siento que se me enciende el alma,) e in un momento torno a gelar. (y al cabo de un momento me vuelvo a helar)».
Lo que sigue a continuación hace demasiado énfasis en que el amor no es algo que tenga que ver con el dualismo mental, que nada tiene que ver con razonamientos vanos, se trata de un sentimiento de carácter superior y si nos lo proponemos podría emanar de lo profundo de nuestra alma.
Instrumento musical de madera tipo tambor (teponaztli). [Museo Nacional de Antropología]
«Ricerco un bene fuori di me, (Busco un bien fuera de mí,) non so chi’l tiene, non so cos’è. (no se quien lo tiene, no sé qué es)».
En esta parte nos revela, detalladamente, un gran misterio esotérico. Nos habla de encontrar el camino esotérico en la pareja, en redescubrirnos en ella, en transitar la senda del doble filo de la navaja en ella. Además, de que tratemos de ver el camino esotérico en el amor, en la comprensión, en el sentirnos integrados como un solo ser en el otro.
«Sospiro e gemo senza voler, (Suspiro y gimo sin querer,) palpito e tremo senza saper. (palpito y tiemblo sin saber.) Non trovo pace notte né dì, (Ni de día ni de noche encuentro la paz,) ma pur mi piace languir così. (y sin embargo me gusta languidecer así)».
Así discurre la obra del gran maestro Mozart, y, casi al final, nos habla de estados de éxtasis que podríamos alcanzar cuando aprendemos a amar. Cuan equivocados estamos al pensar que con drogas sintéticas o naturales es posible llegar a estados de consciencia superiores, en verdad es el amor la fuente real para lograr altos niveles de estados de conciencia.
«Voi che sapete che cosa è amor, (Vosotras que sabéis lo que es el amor,) donne, vedete s’io l’ho nel cor. (decidme, mujeres, si es lo que siento en mi corazón)».
Al final, de esta preciosa aria, nos vuelve a insistir en rendir culto al eterno femenino divinal manifestado, vivamente, en toda mujer.
El Himno al Grial en el Parsifal de Richard Wagner
Vaso sagrado. [Museo del Templo Mayor]
La obra cumbre del iniciado Richard Wagner es el Parsifal, en ella entrega todo el camino para encarnar al Cristo Íntimo que no es otra cosa que el amor. Está llena de misterios y claves secretas que sólo el estudiante gnóstico decidido podrá descifrar si se lo propone.
Toda la ópera del Parsifal nos habla del camino del amor, pero destacaremos, de entre esta obra diamantina, cuando se encuentran los caballeros custodios del Santo Grial para celebrar el secreto sagrado en el que el pan se convierte en carne del Cristo y el vino en sangre del Cristo. Milagro que, realmente, sucede en los matrimonios que saben amar.
Estando en el Castillo del Monsalvat en la montaña de Montserrat en Cataluña España, donde en realidad se encuentra el Santo Grial o copa santa, pero en la cuarta dimensión. Los Caballeros del Grial emocionados dicen:
«Preparémonos, día tras día, para el ágape de amor, como si fuera éste el último que celebraremos».
Ahora bien, por sí mismo, el Santo Grial nos indica las enseñanzas divinas que se encuentran en la mujer, así como la lanza, con que se hiriera el costado del Señor, simboliza los arcanos que rodean al varón. Enmarcados en la ceremonia mística de reproducir los misterios de la última cena del gran maestro Jesús, los custodios del Grial ahondan en la sabiduría sacra del amor.
Descartan, de forma inmediata, las ideas fantasiosas sobre el amor, y enfatizan en que éste consiste en vivir de momento en momento, porque la vida es un instante eterno. No es algo del futuro, ni del pasado, sino que debemos conquistarlo ahora, con emoción y entusiasmo, como si fuera el último día de nuestra vida.
«Quien en la bondad se complace aquí encontrará paz y amor».
El maestro Richard Wagner nos acerca, de forma extraordinaria, a las enseñanzas de la transmutación de las fuerzas de la creación viendo al matrimonio como algo sublime, tal y como lo hacían en las escuelas tántricas del Tíbet. De igual forma, lo consideraban los mayas en su época de esplendor, y, de la misma manera, lo practicaron los habitantes de la tercer raza raíz de la Tierra. Quienes practican estos conocimientos trascendentales del amor lograrán encontrar la paz y el amor.
«Podrá sentarse en el sacro convite y recibir el don supremo».
Están invitados todos los seres humanos a participar de los misterios de la transustanciación, donde el pan no es otra cosa que el mercurio transmutado o energía creadora femenina y masculina; el vino es el fuego sagrado simbolizado, en la India, por Kundalini, Quetzalcóatl en México y la serpiente de fuego en el mito del nacimiento de Huitzilopochtli (colibrí zurdo).
Cuando se sabe respetar los misterios sagrados del matrimonio y el amor es posible recibir el don supremo, la ayuda divina.
El Hombre y la Mujer.
Dueto de Pamina y Papageno en la Flauta Mágica de Mozart
Flauta prehispánica. [Museo del Templo Mayor]
En este dueto, entre la princesa Pamina y el pajarero Papageno, se entrega la misma clave para poder penetrar en el ámbito de la divinidad. Expresan, de forma clara, que el amor, que puede existir entre un hombre y una mujer, es el método para abrir las puertas al cielo.
«A los hombres que sienten el amor nunca les falta un buen corazón».
Esta pieza musical magistral comienza dándonos la clave para que pueda manifestarse el amor aclarándonos que ella consiste en lograr tener un buen corazón. Es obvio que mientras tengamos ira, pasión animal, lujuria, celos, egoísmo, intolerancia, violencia, etc., será más que imposible que se manifieste el amor. Además, nos incita a luchar a muerte en contra de estos defectos psicológicos, ya que mientras habiten en nuestro corazón no podrá florecer la exquisita flor del amor.
«Compartir los dulces impulsos es el primer deber de las mujeres».
El que en esta época nos hayamos olvidado de los principios divinales femeninos, no quiere decir que éstos dejen de existir. Dios como padre es sabiduría y severidad; Dios como madre es ternura, comprensión y amor.
Esta diamantina obra nos inculca acerca de la necesidad de rescatar esos valores divinales y, además, expresa que la mujer tiene ese don de manera natural, claro que es imprescindible rescatarlo para que se manifieste.
«Alegrémonos del amor, únicamente por él vivimos. El amor endulza todas las penas; todas las criaturas lo alaban. Él da sabor a nuestros días, actúa en el ciclo de la Naturaleza».
Son muchos los atributos que nos puede otorgar el amor, y, entre los sonidos sagrados de este dueto, Mozart nos impregna de emoción positiva para que entendamos todas las bondades del amor.
«Su excelsa finalidad es bien clara, no hay nada más noble que una mujer y un hombre. El hombre y la mujer, la mujer y el hombre alcanzan la esfera de la divinidad».
Desde luego, nos entrega la suprema clave del poder mágico: el saber amar. Si hemos buscado por muchos años lo que nos pueda conectar a la divinidad, aquí lo tenemos muy claro. Con acertada razón nos dice el maestro Samael Aun Weor: “El amor es la mejor religión asequible”. La palabra religión viene de “religare” y quiere decir unión con Dios.
Novena sinfonía de Beethoven
Jaguar tocando una trompeta divina, hecha con un caracol emplumado, representación de lo sagrado que es el poder del sonido. [Teotihuacán]
Friedrich Von Schiller es el escritor de este himno extraordinario que tiene, además, un inigualable acompañamiento musical realizado por un gran iniciado como lo fue Beethoven. Ahora bien, este himno revela luces esotéricas profundas, inclusive, el sólo hecho de reflexionar en que es la novena sinfonía nos deja una impronta enorme de sabiduría, ya que en la cábala el nueve es generación, genialidad, generosidad, iniciación, trabajo sublimando nuestras energías creadoras.
«Las nueve sinfonías de Beethoven, y muchas otras grandes composiciones clásicas nos elevan a los mundos superiores». [Samael Aun Weor].
Es un himno aceptado en todo el mundo, pero tiene enseñanzas que nadie ha reparado en ellas. Don Mario Roso de Luna en lugar de traducir “Himno a la alegría” lo traduce como “Himno a la voluptuosidad” y, en consecuencia, toma un sentido diferente, más profundo y exacto; estudiemos como lo traduce:
«Oh voluptuosidad, la más bella refulgencia divina, hija del Elíseo».
Este canto nos motiva a considerar que la sexualidad debería unirse a lo espiritual al brindar una relación como un atributo de la divinidad. Clemente de Alejandría afirma lo siguiente: Si Dios nos creó a través del sexo, éste tiene que ser divino. Igualmente, San Agustín comenta que la sexualidad es otra forma de oración. Mahoma, en el Corán, afirma que ella no es despreciable a Dios si antes se hace un acto de invocación a él.
Entonces debemos entender la voluptuosidad no como un uso negativo de las fuerzas que nos crearon, sino de aprender a rendir culto al amor a través del matrimonio.
«Ebrios de emoción osamos penetrar en tu santuario cantando: - Tu mágico efluvio anuda los santos lazos que el trato social, despiadado y cruel, osara romper un día...».
Sorprendentemente, Beethoven revela sabias enseñanzas relacionadas con los misterios del amor. Señala que debemos ingresar en el santuario de la voluptuosidad cantando; por tanto, parecería que trata de enseñarnos los misterios tántricos del Tíbet y de la India milenaria, en donde se enseña que durante el trance amoroso es posible vocalizar un mantram para elevar la espiritualidad de ese momento.
Adicionalmente, aclara que cuando aprendemos a transformar la pasión en amor, la forma de comportarnos con los demás, en consecuencia, cambia. Por tanto, desaparece toda forma de odio, violencia y mentira a la fraternidad.
«¡Todos los hombres son hermanos; todos son UNO bajo tu égida protectora!».
Una enseñanza que ha estado manifiesta, en el mensaje de todos los iniciados de todas las épocas y lugares, es la de considerar que todos somos uno. En los mayas encontramos: “In Lak’ ech a lak’ en” (Tu eres yo y yo soy tu); el budismo nos dice: “No ofendas a los demás como no quieras verte ofendido”. (Udanavarga 5:18); el taoísmo: “Sean como tuyas las ganancias de tu prójimo, como tuyas sus pérdidas” (Tao Te King); cristianismo: “Haced con los demás todo lo que deseáis que hagan ellos con vosotros”. (Mateo 7:12); islamismo: “Desea para los demás, lo mismo que deseas para ti”. (Unnat); confusionismo: “Lo que no deseamos que nos hagan, no hagamos a los demás”. (Analectas 15:23); Brahmanismo: “Nada hagas a otros lo que te doliera si te lo hiciesen a ti”. (Mahabharata 5:15); judaísmo: “Lo que no quieras para ti, no lo quieras para tus hermanos”. (Talmud Shabbat 31).
Increíbles enseñanzas, que se pierden en la noche misteriosa de las edades, se encuentran en estas líneas mágicas de la novena sinfonía: La fraternidad es la meta a seguir.
«Y el coro contesta: ¡Miríadas de miríadas de seres que pobláis el mundo y pobláis sin duda los cielos sin límites: facetas innúmeras de un solo, único e inconmensurable Logos, yo os estrecho contra mi corazón!...».
Todos somos uno y entre los seres humanos no hay diferencia. Al final, de todas las edades, todos seremos sólo una gota, todos unidos en el inmenso océano de vida universal. Con justa razón la maestra Helena Petrovna Blavatski afirmaba, con gran solemnidad, que la peor herejía consiste en creernos separados de los demás.
«¡Un inmenso abrazo para el Universo entero!: ¡Hermanos, hermanos míos, alegraos, todo se une y todo conspira al Santo Misterio, y aquí en nuestro Ser y allá y doquiera tras la bóveda estrellada un Padre-Madre amante nos cobija a todos!».
El objetivo consiste en integrarse con la misma divinidad, pero hay que saber que cada ser humano tiene una chispa de eso que no tiene nombre; por tanto, es urgente saber que esa chispa es nuestro Padre-Madre, inmortal, divino e individual.
En todas estas melodías, de estos grandes iniciados, encontramos la magia del amor como punto esencial. Además, éstas hacen juego con la música de las esferas que tanto hablara Pitágoras.
Práctica: Escuchar música clásica
Instrumento musical de madera tipo tambor (teponaztli). [Museo Nacional de Antropología]
Oiremos, en profundo silencio interior, cada una de estas preciosas melodías con la intención de que esta información sea captada por el centro emocional superior.
Dedicaremos una práctica por composición, estudiando por anticipado su significado antes de hacer la práctica.
1. Relajamos el cuerpo y mente como se indicó en los capítulos 1 y 2.
2. Suplicaremos a nuestro Maestro Interno, nuestro Real Ser, que nos ayude a capturar el significado de estas melodías.
3. Nos concentramos, profundamente, en cada sonido de estas deliciosas armonías, tratando de experimentar en los silencios una emoción superior. Debemos tratar de sentir devoción al escucharlas.
«El gnóstico, concentrado profundamente en la música, deberá absorberse en ella como la abeja en la miel, producto de todo su trabajo». [La Revolución de la Dialéctica. Samael Aun Weor].
Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: