viernes, 8 de julio de 2022
Sucesos Extraordinarios: Un mexicano en el planeta Venus
Sucesos Extraordinarios: Un mexicano en el planeta Venus
Imagen: Símbolo del planeta Venus. Teotihuacán México. Foto: Jenaro Reyes y Lupita Rodríguez.
En el mes de agosto del año de 1953, este hombre estuvo personalmente en el planeta Venus. Su nombre es SALVADOR VILLANUEVA MEDINA. El acontecimiento sucedió cuando menos lo esperaba. Conducía un carro de alquiler con una pareja de norteamericanos rumbo a los Estados Unidos por el territorio mexicano a lo largo de la carretera de Laredo.
Llevaba recorridos 484 kilómetros cuando se dañó el carro. Los “gringos” abandonaron el carro y se fueron en busca de una grúa para llevar el carro al pueblo más cercano con el propósito de repararlo.
Éste fue el principio de la aventura, Salvador se metió debajo del carro para intentar repararlo; de pronto escuchó pasos en la arenilla de la carretera y alguien le preguntó en perfecto español qué le pasaba al coche. Salvador guardo silencio y al salirse fuera del lugar ocupado por el carro, se encontró frente a un hombre extrañamente vestido que medía poco más o menos 1 metro con 20 cm.
El cuerpo de dicho hombre era de una perfección extraordinaria; blanco como el armiño y lleno de belleza en todo su conjunto.
Lo que más le llamó la atención a Salvador fue el raro uniforme y el misterioso cinturón resplandeciente.
El hombre llevaba el cabello largo y usaba un casco metálico muy especial. Fueron realmente pocas las palabras que entre ambos se cruzaron en ese instante. El extraño personaje se despidió cortésmente y luego se metió entre la montaña.
Lo más interesante vino después cuando ya Salvador dormía; unos fuertes golpes en la ventana de su carro lo despertaron sobresaltado. Sin pensarlo mucho, Salvador abrió la puerta de su carro y su sorpresa fue mayúscula al ver otra vez al mismo personaje acompañado con otro que tenía el mismo aspecto y el mismo traje. Salvador los invitó a entrar en su carro y luego trató de ayudarles a cerrar la portezuela, pero al estirar el brazo derecho sobre ellos con dicho propósito, sintió una corriente eléctrica que le paralizó momentáneamente el brazo.
La plática en el carro fue maravillosa. Ellos le manifestaron a Salvador que venían del planeta Venus. Salvador en principio no les creyó y hasta se indignó creyendo que estos caballeros se burlaban de él. Salvador llegó inclusive a afirmar que sólo el planeta Tierra podía tener habitantes; dijo que así lo había aprendido por las afirmaciones de los sabios de la Tierra, etc.
¿Qué les hace pensar tal cosa? - Le preguntaron - ¿Acaso los deficientes medios de que disponen para sus cálculos?, ¿no les parece demasiada pretensión creer que son los únicos seres que pueblan el Universo?
Estas palabras ya se le hicieron muy raras a Salvador y además el color de esos rostros tan blancos, sus expresivos ojos, su extraña voz, sus extraños cascos, sus misteriosos cinturones, etc., le hicieron pensar muchísimo.
Sería largo narrar toda la conversación que Salvador tuvo con esos venusinos; ellos le contaron cómo era la vida en Venus; cómo vivían, qué comían, cómo eran sus ciudades, sus calles, etc., etc.
También lo sacaron de dudas explicándoles que ellos podían convertir lo perjudicial en benéfico y formar artificialmente su clima, su ambiente, etc. En esas condiciones si Venus fuera inhabitable, ellos lo harían habitable porque sus adelantos científicos se lo permiten. Empero es claro que VENUS es perfectamente habitable. Ya amanecía y los venusinos en forma muy amable invitaron a Salvador para que les acompañara hasta el planeta Venus.
Salvador salió del carro tras estos misteriosos hombres y ciertamente después de un rato de andar por entre la montaña, Salvador se detuvo ante la nave majestuosa. Esta era una esfera achatada majestuosa e imponente que se apoyaba en tres boyas que formaban triángulo. Dice Salvador que el conjunto era impresionante y que dizque daba la impresión de ser una gran fortaleza.
Salvador entró a la nave, se cerraron las portezuelas y esta partió rumbo al planeta Venus. Todo lo que vio Salvador en Venus fue extraordinario. La civilización Venusina es formidable.
En Venus la civilización ha llegado a la cúspide. Allí no se necesita el dinero. Cada ciudadano trabaja dos horas diarias y a cambio de ello, tiene derecho a todo lo que el ser humano necesita para la vida: transportes, alimentos, vestuarios, vacaciones, ciencia, etc. Todo es de todos; si alguien necesita un carro, lo coge, lo usa y luego lo deja en su lugar de estacionamiento. Si tiene hambre, come en cualquier hotel y nada tiene que pagar, porque como está trabajando, tiene derecho a todo. Si necesita vestido lo pide en un almacén y no paga nada, porque como trabaja tiene derecho a vestirse, etc., etc., etc.
En el planeta Venus los carros se mueven con energía solar. Los alimentos principales se sacan del mar. Las huertas están sobre las azoteas de las casas y edificios. En Venus los pescados y las frutas constituyen el alimento básico. En Venus no hay gobierno, ni patrias; todo el planeta es la patria y sólo los sabios dirigen y aconsejan.
Preguntaba yo a Salvador sobre la cuestión religiosa y la respuesta fue que en Venus no existen religiones y que cada ciudadano se comporta en la calle como si estuviese en un templo. Cada persona en Venus, considera que el templo está dentro de nosotros mismos. Las banquetas o aceras de las calles en las ciudades de Venus no están quietas y están formadas con bandas metálicas que están en movimiento y ahorran esfuerzo a los peatones.
El arroyo de las calles es decir el centro de las calles tienen cintas metálicas que recogen la fuerza del sol con la cual se mueven los carros. En Venus todo es de todos y toda la familia Venusina es una gran familia. Los niños nacen en salas especiales de maternidad y se educan y levantan en hogares colectivos.
Cuando un niño nace, es marcado en un pie. Esa marca indica su origen y facultades. De acuerdo con eso se educa ese niño en el hogar colectivo. Cuando ya es mayor de edad, pasa a ocupar el puesto que le corresponde en la sociedad. En estas condiciones la familia particular no existe; todos en Venus son una sola familia única. Allí no hay hambres ni guerra, ni clases sociales. Allí sólo reina la Sabiduría y el Amor.
Salvador Villanueva Medina estuvo en Venus viviendo varios días. En ese planeta encontró a dos franceses residentes; ambos hermanos gemelos y veteranos de la Segunda Guerra Mundial. También ellos fueron transportados a Venus y luego suplicaron y clamaron a los venusinos para que no los trajeran de regreso a la tierra; allí viven felices.
Salvador regresó al planeta Tierra; fue traído de regreso para que les hiciera saber a los habitantes de la Tierra que Venus está habitado. Los laboratorios PHILIPS analizaron tierra y plantas en el lugar donde Salvador localizó la Nave Cósmica y hallaron un desorden molecular y atómico muy extraños. Jorge Adamski, el científico norteamericano que conoció a unos venusinos en el Desierto de Nevada, también se puso en contacto con Salvador y dictó sobre este tema una conferencia en el teatro Insurgentes de México, D.F.
Grandes científicos alemanes investigaron el terreno donde Salvador halló la Nave Cósmica y el resultado de sus investigaciones fue el mismo de la casa PHILIPS. Por estos tiempos difíciles en que vivimos, seremos ayudados por los habitantes de otros planetas. Es necesario aprender a comunicarnos telepáticamente con ellos, Jesús dijo: «Pedid y se os dará. Golpead y se os oirá». Todos podemos visitar otros planetas si sabemos pedir.
Los Gnósticos deben desarrollar la telepatía. Los Gnósticos deben salir a los campos, a los bosques más profundos y allí en paz y profunda meditación, comunicarse telepáticamente con los venusinos o con los mercurianos o marcianos y rogarles los lleven a Venus, Marte o Mercurio.
En la paz de las montañas, o en la playa solitaria, cualquier día podemos tener la dicha que tuvo Salvador Villanueva Medina. Cada uno de nosotros puede ser llevado a Venus u otros mundos. El sistema para comunicarnos con esos Hombres Ángeles es la telepatía. (El Movimiento Gnóstico C. Universal tiene formidables sistemas para desarrollar la telepatía.)
Quien quiera visitar otros mundos, no debe beber, ni fumar, ni tener vicio alguno. (Nuestro Misionero Gnóstico Internacional Joaquín Amortegui, fue visitado por una Nave interplanetaria en su retiro del S.S.S) Las ondas del pensamiento de cualquier suplicante viajan al planeta Venus en pocos segundos, y si somos dignos y merecedores, podemos recibir respuesta. Un día cualquiera, en la soledad del campo podemos tener la dicha de ver aterrizar una Nave Cósmica cerca de nosotros y entonces pueden llevarnos, mercurianos, marcianos, etc. son hombres verdaderos con cuerpo de carne y hueso. Hombres con alma de Ángel, Hombres Ángeles.
Libro: Naves Cósmicas. Samael Aun Weor.
Imagen: Símbolo del planeta Venus. Teotihuacán México. Foto: Jenaro Reyes y Lupita Rodríguez.
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